Enrique Peñalosa, dos veces alcalde de Bogotá, cumplió 71 años, y todavía le gusta montar en bicicleta, bajar su propio registro subiendo a Patios y recorrer el país.
En entrevista con EL COLOMBIANO, sobre su aspiración presidencial para el 2026, habló de meterle gerencia al país y de trabajar hombro a hombro con la empresa privada para sacarlo adelante. “A diferencia de Petro, yo no quiero ser un líder intergaláctico ni pasar a la historia como Napoleón o Alejandro Magno, sino dejar el país en la ruta del desarrollo y desaparecer”.
Esta es su tercera vez como candidato a la Presidencia de la República. ¿Qué ve de diferente, o qué tan diferente está usted a las otras ocasiones, para creer que esta vez sí puede ganar?
”La vez pasada que me lancé a la Alcaldía también sucedí a Petro. Yo arreglé todos los desastres que él dejó en Bogotá y voy a arreglar ahora los desastres que él deje en la Presidencia. Reconozco que esta vez va a ser más difícil. En las primeras encuestas de la última campaña a la alcaldía también me ganaban los dos candidatos por más del doble. Confío en que los ciudadanos midan no lo que dicen los candidatos, porque hablar es fácil, sino lo que realmente han demostrado ser capaces de hacer: cuál es su ideología, el carácter que han demostrado en situaciones difíciles y la capacidad gerencial para producir resultados. Además, yo tengo 40 años dedicado al servicio público y no tengo una sola investigación por corrupción. ¡Cero! absoluta integridad y muchos resultados que le mejoraron la vida a la gente”.
¿Cuál es en realidad su ideología, porque hay mucha gente que lo ubica a usted en la centroderecha o en la derecha pero en su alcaldía en Bogotá tuvo realizaciones más de izquierda que muchos otros alcaldes?
”La verdad, yo me siento incómodo con que me digan de derecha. Pero si derecha es hacer cumplir la ley y ser estricto contra los delincuentes, entonces soy de derecha. En América Latina y en Colombia en particular se cree que ser estricto en cumplir la ley es ser autoritario. Yo, al revés, creo que la estricta aplicación de la ley es democracia, porque cuando no se cumple la ley, los más perjudicados son los más vulnerables. Si derecha es creer que la única manera como vamos a volvernos un país rico para que la gente gane más es con la economía de mercado y la inversión privada, entonces también soy de derecha. Claramente, en el mundo eso ya está demostrado. Lo que fue Petro a decir en Naciones Unidas es absurdo, defendiendo a Stalin.— Se lamentó de que no se hubiera globalizado el stalinismo...Y no es la primera vez, que tal cuando fue a Berlín a decir qué tristeza que se hubiera caído el Muro porque era una derrota para los trabajadores. Yo estoy convencido de que hay que crear las condiciones para que en Colombia haya más inversión privada. Si hacemos lo que hay que hacer, en 30 años podemos tener el nivel de ingresos que tiene España hoy, si crecemos al 5%. Pero a mí sí me interesa darle la prioridad máxima a los más vulnerables y no solo mejorar la vida de los más pobres, sino que haya igualdad”.
¿Podría darnos ejemplos concretos de cómo materializa esa idea de igualdad y prioridad social?
”Yo di batallas muy duras. Por ejemplo, me he hecho matar para quitar los carros de las aceras, que pertenecían al 10% de mayores ingresos de la población, para hacer respetar a los peatones, que suelen ser los de menores ingresos. TransMilenio es, antes que nada, igualdad, porque quita espacio al carro privado para darle prioridad al transporte público. Por primera vez, los ciudadanos en transporte público comenzaron a ir mucho más rápido que los que van en carro particular. Eso es democracia en funcionamiento. También legalicé y mejoré más de 20 veces más barrios informales que Petro, con colegios, alcantarillados y parques espectaculares. Además, hice proyectos de vivienda de interés social para más de 300.000 personas, interviniendo la tierra privada mediante expropiación remunerada, que no es comunismo. En Lagos de Torca, un megaproyecto con el mejor urbanismo de Colombia, obligamos a más de 1.000 propietarios a aportar sus tierras a una fiducia, y garantizamos que más del 40% fuera vivienda social, teniendo vivienda popular junto a barrios de estrato 6. A mí no me van a dar los petristas lecciones de igualdad. Incluso asumí el costo de molestar a Fecode para hacer colegios en concesión, administrados por los mejores colegios privados y la Universidad de los Andes, en los barrios más pobres, con resultados extraordinarios”.
Es una lectura diferente de lo social. Recuerdo que usted hacía recorridos en bicicleta con su equipo en barrios populares y alguna vez estaba conversando con un joven y llamó a todo su equipo a decirles vengan a ver que por primera vez hay alguien que no pide subsidio sino trabajo...
”Tengo dos anécdotas muy impresionantes. Una vez estaba en un barrio alto en Ciudad Bolívar con una señora que tenía una supercarnicería con baldosines y neveras divinas, pero la calle estaba sin pavimentar. Yo estaba convencido de que me iba a pedir el pavimento, pero me dijo: ‘Lo que necesitamos son subsidios’. En otra ocasión, en la parte alta de Usme, una joven de 22 años me dijo que ella era ‘madre cabeza de familia’, dándome a entender que esa era su manera de tener ingresos, por algún mecanismo de subsidio. Estoy de acuerdo con Jesucristo: más que regalar el pescado, hay que enseñar a pescar. Derecha e izquierda estamos de acuerdo en que mejorar la vida de los pobres es prioridad; la diferencia de fondo es el cómo”.
Hablemos del cómo para Colombia. Si usted fuera presidente, ¿cómo lograría mejorar la situación económica de los colombianos?
”Tenemos que hacer todo para que haya más inversión privada. La única manera de lograr que la gente gane más es que haya más inversión privada, porque con maquinaria industrial o un distrito de riego la gente produce mucho más que a mano. Hay que crear las condiciones para esa inversión. Aquí hay un tema muy controversial que es la mina de Quebradona, se unieron sectores de ingresos altos de Antioquia con los petristas para bloquear un proyecto que es necesario”.
¿Usted es partidario de la minería?
“De la minería y de la mina de Quebradona que ni siquiera es una mina en superficie, es subterránea, produciría alrededor de 200 millones de dólares al año en impuestos y empleos formales. Hay muchísimos proyectos mineros de oro y gas bloqueados. Por ejemplo, en gas offshore frente a la costa atlántica, Colombia puede llegar a ser uno de los principales productores del mundo pero lo han bloqueado. Nos hemos venido haciendo autozancadillas y bloqueamos toda clase de desarrollos. Los falsos ambientalismos o el abuso de las consultas previas por líderes que buscan sacar plata son un obstáculo monumental para hacer carreteras, líneas de conducción eléctrica, proyectos mineros o dragar el acceso al puerto de Buenaventura.
Otro obstáculo lo han puesto en la Altillanura. Según un estudio reciente de Fedesarrollo, puede llegar a incrementar el Producto Bruto colombiano en un 50%. Es uno de los únicos territorios en Colombia y el mundo para desarrollo agrícola a gran escala...Es una locura lo que se puede hacer en este espacio, que es 30 veces el Valle del Cauca, y es comparable al famoso Mato Grosso brasileño. ¿Pero qué trabas hay? Ni hablar de las vías al Llano que son pésimas. Pero hay unas normas que nos inventamos que impiden que las tierras de origen baldío tengan una extensión productiva mayor que las Unidades Agrícolas Familiares (UAFAS), que son muy pequeñas, y no pueden hacer el desarrollo agrícola en esa zona. Una vez en Valdivia, Chile, con el gran cacao de una empresa que produce papel. Le pregunté si no era mejor producir madera en Colombia que crece más rápido y me dijo, claro que sí, crecen cinco veces más rápido, pero en Colombia es política y legalmente imposible que una empresa privada, mucho menos extranjera, tenga 150.000 o 200.000 hectáreas para la producción de madera”.
¿Cómo piensa enfrentar la polémica política y social que generan estos proyectos, como la minería o el desarrollo de la Altillanura, y las fuertes protestas que se prevén para el próximo gobierno?
”Yo creo en la gerencia. Me dicen a veces que usted sabe manejar a Bogotá, que contrató el metro, Transmilenio, vivienda y hospitales pero que el país es muy distinto. En Estados Unidos por ejemplo al que era el presidente de Boeing lo llevaron a ser presidente de Ford, de producir aviones a carros, o el de Pepsi Cola pasó a ser el de Apple. ¿Qué tiene que ver una bebida con computadores? Lo que se necesita es capacidad gerencial de hacer cosas. Primero, hay que escoger gente muy capaz que sepa más que yo, y lograr que trabajen en equipo enfocados en resultados. Segundo, hay que tener una comunicación efectiva para explicarles a los ciudadanos de las regiones que esto es necesario para que la gente gane más y progrese, teniendo en cuenta las preocupaciones de cada comunidad. Para enfrentar cada uno de estos obstáculos, pondría un gerente de alto nivel para enfocarse en destrabar el problema. Si hay que cambiar la ley, alguna institución o la Constitución, si es necesario, lo haremos”.
¿Pensaría cambiar la Constitución en qué puntos?
”En este momento, hablar de cambiar la Constitución es peligroso, pero hay cosas inconvenientes. Por ejemplo, la corrupción que hay tan monstruosa tiene que ver con el Senado Nacional, porque las campañas tienen unos costos muy altos y se pierde la representatividad. Creo que hay que considerar, con la participación de las comunidades, de la manera más respetuosa. México acabó con la inalienabilidad de las tierras, en 1992, porque no se podía vender la tierra, los ejidos. Mientras México acabó con esa norma, que era un obstáculo enorme para el desarrollo económico, aquí la impusimos en el 91, entre otras la de los afrocolombianos. A mí me apasiona el desarrollo del Pacífico y la tierra debe ser de las comunidades afros, pero deben poder venderla si consideran que el proyecto generará empleo bien remunerado y desarrollo para la región. No estarán obligados a vender, pero deben tener la facultad. Por ejemplo, en Quibdó no se ha podido ampliar el perímetro urbano por estos problemas. Tenemos una cantidad de obstáculos que nos hemos ido creando nosotros mismos al progreso”.
¿Qué otros proyectos considera igualmente importantes?
”Hay otros dos proyectos igualmente importantes. Uno es La Mojana, una tierra muy fértil que, si se manejan las inundaciones, podría equivaler a dos veces el Valle del Cauca; es un potencial enorme. Y el otro gran proyecto agropecuario es el distrito de riego de La Ranchería, en La Guajira. El embalse ya está, pero hay que hacer la infraestructura, aunque eso implique muchas consultas populares. Esto beneficiaría enormemente a la región”.
¿Cómo se mejora la inversión privada de las grandes empresas?
”En México, la presidenta está invitando a grandes inversionistas de Estados Unidos. Hace una semana una inversión de más de 4.000 millones de dólares. Nadie habrá oído hablar a Petro bien de una gran empresa privada. Recordemos que Corea, que era mucho más pobre que Colombia hace 50 años, se hizo rico no solo con microempresas —que obvio hay que apoyar— sino también con grandes empresas que generan empleos bien remunerados y alta tecnología. México exporta casi 500.000 millones de dólares al año en bienes distintos de agropecuarios, mineros y petroleros; y Colombia solo 6.000. Y nosotros estamos más cerca desde Puerto Antioquia, o Cartagena, de la costa este de Estados Unidos que México. Y vamos por mar, lo que significa que el costo de transporte es cinco veces menor. Como presidente, en vez de ir a Naciones Unidas a hacer discursos altisonantes, iría a visitar a los grandes presidentes de las empresas a invitarlos a invertir en Colombia”.
Hablemos de seguridad. La situación se está complicando mucho en el país. Vimos la revista The Economist mostrando cómo cambió el mapa del país en materia de zonas rojas ¿Qué haría usted distinto para enfrentar la expansión del conflicto?
“Aquí ahora todos son muy machitos, con sus mocasines muy elegantes. ¿Pero qué han hecho? Aquí lo que importa es el carácter. Lo que he hecho muestra carácter. Además de enfrentarme a los transportadores tradicionales de Bogotá para transformar el sistema, intervinimos y demolimos 100 edificaciones y 32 hectáreas en las repúblicas independientes del Cartucho y el Bronx. Enfrentamos a esos narcocriminales que controlaban la zona. Ningún presidente ni alcalde lo había hecho. Sobre las protestas violentas, que usted sugiere que pueden darse, cuando yo estuve en la Alcaldía, la ‘Primera Línea’ tenía todo el plan para tomarse los portales de TransMilenio e incendiar los buses, lo que habría dejado a Bogotá sin movilidad y sin ingresos. Yo sí llevé de una vez al Ejército y puse el toque de queda. Allí no pudieron hacer mayor cosa. Aquí la seguridad tiene que ser la prioridad en este momento de la historia. Tenemos que tener todo el apoyo, por ejemplo, de Estados Unidos, para fortalecer técnicamente nuestras Fuerzas Armadas y fuerzas especiales. ¿Qué haría distinto? Todo lo haría distinto: no partir del supuesto de que nuestros militares son unos violadores de derechos humanos, como el ministro de Defensa que tuvimos tres años, que era prácticamente un enemigo del Ejército y la Policía. Se requiere liderazgo, decisión y apoyo”.
Lo vi discutiendo con el presidente Gustavo Petro porque él dijo que a Miguel Uribe lo habría matado uno de los ganchos del Bronx y usted salió a contradecirlo
“Me llama la atención esa obsesión del presidente Petro por distraer la atención del asesinato de Miguel Uribe. Se inventó que eran unos esmeralderos, y luego que sería un criminal del Bronx. Quien tuvo que ver con acabar el Bronx fui yo, el secretario de seguridad Daniel Mejía o el general Penilla, y yo anduve años sin escoltas en buses y en bicicleta ¿por qué se habrían esperado ocho años para esa tal venganza? No creo en esas teorías”.
Usted andaba sin escoltas y ahora lo veo muy escoltado
“Por informaciones específicas de seguridad sobre mí. A diferencia de muchos que se quejan de la UNP, yo sin haber solicitado el servicio, por informaciones diversas, me pusieron un esquema grande que agradezco mucho”.
Usted que conocía a Bogotá de antes como alcalde y luego la recibió de Gustavo Petro, ¿cómo la encontró?
“En muchas cosas es parecido a lo de ahora, pero claramente dejaron un lío monumental y a veces con las mismas personas. A este señor Aldo Cadena, que tuvieron en la Nueva EPS, que es ahora el del Fomag, que es el que maneja los hilos en la salud de los maestros, Petro lo tuvo en la EPS de Bogotá, en Capital Salud y la destruyó. Una empresa que cuando llegaron perdía $15 mil millones de pesos al año y el último año de Petro perdió como $360 mil millones y un déficit de $600 mil millones. Yo no quiero decir qué pasó con esa plata, esa es otra discusión. La gente, por ejemplo, tenía que hacer fila en los hospitales desde la 1 o 2 de la mañana. No para que la atendieran sino para pedir una cita. Entonces había gente que se inventó un trabajo que era levantarse temprano, coger puesto en la fila y vender el puesto. Nosotros obviamente arreglamos todo eso con un call center y otro poco de cosas, pero obviamente Petro en salud no hizo ni un solo hospital, nosotros hicimos unos hospitales espectaculares con un secretario de Salud antioqueño, Luis Gonzalo Morales. Y también hizo algo parecido a lo que ahora tiene montado en el Gobierno Nacional, tenía miles de contratistas supuestamente prestando salud primaria, pero que en el 98% de los casos no tenían formación en salud. Eran realmente activistas políticos supuestamente cuidando de que las personas estuvieran bien atendidas en salud”.
¿Usted se considera la antítesis de Gustavo Petro?
”Yo sí creo que lo soy. A él le molesta especialmente que Peñalosa sí ha construido mucha más igualdad que él. Petro es totalmente estatizante. Yo creo todo lo contrario: hay que aprovechar al máximo al sector privado. El sector privado no sólo para la inversión tradicional, sino para hacer equipo con el Gobierno en la prestación de servicios públicos. En su libro, Petro dice que la privatización es incompatible con la democracia; por ese odio a la participación privada está destrozando la salud, acabó con el Icetex y ataca las concesiones viales. Se necesita inversión privada o una alianza con los privados por dos razones: porque aportan capital y porque generalmente son mucho más eficientes en la administración de las empresas y los proyectos públicos”.
Algunas personas dicen que les gusta su candidatura, pero no votarían por usted porque creen que no va a ganar. ¿Qué les dice?
”Es cierto que hay unos politiqueros más parlanchines, pero mal que bien, he sido elegido dos veces al segundo cargo más importante por votación en Colombia: la Alcaldía de Bogotá. Voy a todas las regiones y encuentro un apoyo muy grande. De lo que se trata es de unirnos, armar un gran equipo y sacar esto adelante. A diferencia de Petro, yo no quiero ser un líder intergaláctico ni pasar a la historia como Napoleón o Alejandro Magno, sino al revés, dejar este país en camino al desarrollo, con mucha más claridad de hacia dónde tenemos que ir. Y desaparecer”.