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Fue el 26 de abril de 1990 cuando Carlos Pizarro, excomandante de la guerrilla del M-19 y candidato presidencial, cayó bajo las balas de sus asesinos que le segaron la vida y, de paso, dejaron sin posibilidad de disfrutar de su padre a María José Pizarro.
Años después de su muerte, y luego de conocer lo hecho por su padre, siguió por la senda de los derechos humanos y el trabajo con jóvenes para la reivindicación de sus derechos. Hoy, 25 años después del asesinato de su progenitor habla del proceso de paz como ciudadana colombiana y como víctima.
Desde su óptica de mujer afectada por el conflicto, ¿cómo ve el actual proceso de paz con Farc?
“No es solamente un logro entre la guerrilla y el Gobierno, sino de muchos sectores comprometidos con que se llegue a un acuerdo negociado, derrumbando el lenguaje guerrerista que se apoderó de este país, el de la división, del enfrentamiento. Tenemos que llegar a unos acuerdos mínimos entre todos los sectores en el que ninguno esté entregando partes fundamentales”.
Ante la apatía hacia el proceso de paz con las Farc, ¿qué mensaje enviaría a los que no son víctimas directas del conflicto armado?
“Veo que es frágil, no porque se vaya a acabar de alguna manera, sino porque va a significar que muchos sectores que se han mantenido apáticos en este tema se involucren, y entre ellos las nuevas generaciones, y entre ellos la gente que vive de manera apolítica; vamos a necesitar que se sumen, y no que se sumen de cualquier manera, nosotros necesitamos que la sociedad nos acompañe porque se viene un momento de muchas reivindicaciones, de muchas construcciones para mejorar este país”.
¿Usted como víctima le ha apostado al perdón?
“No me gusta autodenominarme víctima, pero he sido una persona afectada por el conflicto. Yo pienso que el perdón es algo individual, personal. Yo creo más en la reconciliación, reconciliarme con el otro. Nos temenos que poner de acuerdo en el consenso sobre lo que es el perdón, no es algo que nos puedan imponer. ¿A quién le perdono y qué le perdono?. Veo complejo lo del perdón si no viene acompañado de una serie de medidas”.
¿Por qué no hablarse de un perdón en el país?
“El perdón es algo que te piden, entonces tu decides si perdonas o no, pero esto no ha sido solamente perdonar que me hicieron zancadilla. ¿Qué perdonamos?, que dejaron acéfalo este país, que los líderes naturales en todos los sentidos desde los políticos como mi padre, hasta los barriales, fueron arrasados”.
¿Estamos listos para la reconciliación?
“Yo creo que sí. Llevamos más de 40 años hablando. No nos queda otra salida, no es una cuestión de estar preparados o no y estamos frente a una necesidad orgánica. Quién supone que no entrara en un proceso de reconciliación, propone seguir en ciclos de violencia y que generaciones sigan cayendo en ciclos de una guerra más degradada. Como generación vamos asumir la responsabilidad de condenar a cuatro generaciones a seguirse matando o desde dónde nos vamos a parar”.
¿Qué tipo de medidas deberán acompañar el perdón?
“Debe haber actos de perdón sincero, concreto, de responsabilidades que tocan a todos los sectores, al Estado y a los grupos armados; a los gremios económicos que han estado ausentes de lo que ha venido sucediendo en el país, y algunos presentes en el hecho de perpetuar la guerra; un tema de verdad que la sociedad comprenda qué fue lo que sucedió. Debe haber medidas judiciales concretas. Yo sé que hay medidas de justicia transicional, pero los cuerpos judiciales tienen que estar dotados para que no suceda como en mi caso que 25 años después sigue en una etapa preliminar y así podría pasarse otros 50 años después de ser declarado crimen de lesa humanidad. Socialmente, que los chicos no sigan alimentando ejércitos mercenarios. No puede haber economía insolidaria, donde haya tanta desigualdad”.
Amo el periodismo, y más si se hace a pie. Me encantan los perros, y me dejo envolver por una buena historia. Egresado de la Universidad de Antioquia.