Los epítetos no escatiman en dureza. “Endogámico pequeño grupo de la oligarquía académica” y aliados “de los grupos de extrema derecha” son algunos de las formas en las que son descritos algunos profesores de la Universidad Nacional por parte de otros colegas. Pero las paredes de la institución también arremeten. En el edificio de matemáticas, física y estadística hay un grafiti que dice en letras negras y rojas: “la Nacho no se empeña; Peña facho, fuera de la Nacho”, en referencia al exrector José Ismael Peña, quien salió del cargo luego de tres meses de crisis institucional y de intervención del Gobierno Petro en el proceso de elección.
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Las anteriores son algunas de las expresiones por canales institucionales y por maneras populares que en los últimos meses se han vuelto paisaje en el ambiente laboral y académico en la universidad pública más importante y prestigiosa del país. Están dirigidas contra profesores que han mostrado, desde junio de 2024, su desacuerdo con la forma en la que se designó como rector a Leopoldo Múnera y que han alzado la voz por el manejo que se le ha dado al claustro desde entonces.
“En este momento hay amenazas explícitas y escrache contra las representaciones profesorales y estudiantiles y, en general, en toda la universidad hay un mal ambiente laboral fomentado por el silencio cómplice de las autoridades universitarias”, denunció el pasado 13 de febrero el representante de los profesores ante el Consejo Superior Universitario, Diego Torres.
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Torres es uno de los mencionados en esos correos y grafitis. En el mismo edificio mencionado anteriormente hay otros dos que dicen “Mantilla y Torres, fachos sin saberes” y “Diego Torres, facho traidor”. Pero no solo son los pintados sin nombre los que le ponen ese inri a cuestas. EL COLOMBIANO conoció una serie de correos electrónicos que usan los docentes de esa universidad para cuestiones académicas en los que se le hacen señalamientos a él y a otros pares, quienes, como Torres, se han mantenido al margen de la corriente de la administración del rector Múnera.
En esas comunicaciones, el profesor asociado de la Facultad de Artes, Escuela de Cine y Televisión, Carlos Eduardo Satizábal Atehortúa, se refiere a Torres como “engañador del profesorado” y hasta lo señala de estar “en alianza con dirigentes de los grupos de extrema derecha”. Incluso, en otro correo señala a Torres, a Verónica Botero (decana de la Facultad de Minas) y al exrector Ignacio Mantilla de tener “postrada a nuestra universidad solo para defender sus intereses personales que son los del endogámico pequeño grupo de la oligarquía académica que se apoderó de la Universidad Nacional”.
En otro de los mensajes lo pone como un representante profesoral que ataca a esa institución educativa y que con “sus continuas declaraciones calumniosas y las de los líderes del grupo político de extrema derecha con quienes él y sus socios de la vieja oligarquía académica se han aliado para atacar los procesos democráticos colectivos que está viviendo la UN”.
Estos correos fueron enviados entre mayo y agosto de 2024 en los que se hizo la solicitud de revocatoria de Diego Torres como representante de los profesores ante el Consejo Superior. “Persigue, demanda a tres profes UN, solicita cerrar este correo, violenta a Sintraunal, facilita la intervención de Paloma Valencia en la UN, se victimiza. SI A SU REVOCATORIA (sic)”, se lee en el asunto de uno enviado el 26 de agosto.
Esta situación llevó a que el grupo de docentes que sienten estas conductas como ataques personales a fundar un sindicato, llamado Atenea. Fue fundado en octubre pasado por el profesor y exvicerrector de Investigación, Camilo Younes, y suma hasta ahora 65 afiliados.
Younes también señala que ha sido blanco de esos señalamientos. Según le contó a este diario, inició hace un año con la campaña para la elección de rector para el periodo 2024-2027. “Fue una campaña agresiva y viciada por los males de la politiquería, que llevó a generar falsas dicotomías, falsos dilemas y falsos enemigos”, expresa.
Hace un recuento de las acusaciones que le ha tocado escuchar y se le vienen a la cabeza que le han dicho corrupto, que usó su cargo para crear empresas y beneficiarse personalmente, que son oligarcas que buscan privatizar la universidad y hasta “los profesores del uribismo, de Semana y de Paloma Valencia”. “Que nos enmarquen en una ideología política de derecha en una universidad pública es algo que nos pone en riesgo físico y jurídico”, dice.