Menos de 24 horas después de que el propio presidente Gustavo Petro aseguró desde Cesar que “el progresismo merece cuatro años más de gobierno”, este viernes se intensificaron las voces que advierten que el mandatario –que no ha dado su brazo a torcer frente a su mentada Asamblea Nacional Constituyente–, estaría ideando perpetuarse en el poder y buscar la reelección. Lo anterior, pese a que esta misma semana dijo no estará en el poder “más allá de agosto del 2026”.
“Solo en dos años hemos hecho lo que otros gobiernos de Colombia hicieron en 10. Nos quedan dos años, pero creo que el progresismo merece cuatro años más. Estas reformas hay que avanzarlas (...) A mí me dicen dictador, pero dictadores es lo que hemos tenido en Colombia”, declaró el primer mandatario desde una tarima en el municipio de San Diego.
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Apenas el martes, tras las multitudinarias manifestaciones en su contra, Petro aseguró que no permanecerá en el poder “más allá de agosto de 2026”. Sin embargo, ratificó que el mandato popular lo lleva “a no estar ni un día menos”.
Lo cierto es que lo dicho desde César causó revuelo en la arena política y le dio combustible a quienes temen que el Jefe de Estado esté pensando en quedarse más de cuatro años como inquilino en la Casa de Nariño, aun cuando lo ha negado. El presidente del Senado, Iván Name (Alianza Verde), le subió los decibeles a los ruidos.
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Desde Bogotá, donde el partido En Marcha –que lidera el exministro Juan Fernando Cristo– se reunió, Name no hizo una mención directa al jefe de Estado, pero sí calificó como “deplorable” que se haya planteado una constituyente, según reclamó, “para no cambiar nada”. En esa línea, advirtió que la Carta Magna de 1991 es intocable, al tiempo que calificó como “cínico” que se esté ideando ese proceso para incluir un artículo que dé vía libre a la reelección.
“La Constitución del 91 es intocable. ¿Entonces para qué la constituyente? Si lo que quieren es un artículo para otros efectos métanlo de una vez, a ver qué pasa en el Congreso. Pero armar dizque una constituyente para terminar metiendo un artículo de la reelección de un presidente es lo más cínico que he oído. (Es) inconveniente e irrespetuoso que el país, más de lo desestabilizado que está, lo terminen de desestabilizar los desconocimientos constitucionales y legales”, alegó con vehemencia Name.
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Desde el mismo escenario, el senador Iván Cepeda (Pacto Histórico) se opuso a la asamblea nacional constituyente: “No creo que estemos para eso hoy”. Incluso, hizo un mea culpa y aseguró que el Gobierno “no ha sido lo suficientemente perseverante en lograr” un acuerdo nacional. “¿Por qué nos pusimos Pacto Histórico si no es para eso? No es posible hacer dos cosas al tiempo: ser absolutamente radical en el Congreso, en las calles y en el debate político, y buscar el acuerdo nacional”.
Por su parte, desde la oposición el senador David Luna (Cambio Radical) se refirió a lo dicho por Petro en César e insistió en que su objetivo ir tras la reelección. “No le importa irrespetar la democracia, solo le interesa saciar sus ansias de perpetuarse”, advirtió.
De hecho, esta semana Petro levantó ampolla luego de que –en contravía del acuerdo al que llegó con senadores del Partido Liberal y La U–, confirmó que en su reforma pensional (que ahora debatirá la Cámara) buscará que el umbral de cotización en Colpensiones no sea de 2,3 salarios mínimos, sino de 4 SMLV.
Con la medida Petro gana con cara y sello. Si logra que la Cámara le camine a subir el umbral lograría concretar una promesa de campaña. Si el Congreso se opone, reforzaría su idea del bloqueo institucional y que hay saboteo parlamentario para sacar adelante sus proyectos, lo que le daría oxígeno a sus pretensiones constituyentes.
“No sería extraño que Petro esté deliberadamente saboteando una reforma que se iba a aprobar fácilmente. Sé que suena paranoide, pero son los tiempos que vivimos”, advirtió recientemente el consultor en política Andrés Mejía. “Si el objetivo real del presidente es el proceso constituyente, paradójicamente no le conviene la aprobación de sus propias reformas”.
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Apenas a principios de marzo –tras otra jornada de marchas de la oposición–, Petro se refirió a la precoz contienda electoral de 2026 y aseguró que el objetivo es que el progresismo siga al frente del país en las próximas elecciones presidenciales.
“En el 2026 tenemos que volver a ganar. Decían ‘fuera Petro’. Claro que voy a salir del Palacio de Nariño. Si no me gusta ni cinco. Ni más faltaba que me voy a ir de ahí. Pero ojo. Ahí llega la fuerza progresista a profundizar la democratización de Colombia, la posibilidad de la paz. Ahí no podemos retroceder ni un paso”, dijo.
Inclusive, en enero pasado, tras el fallecimiento de la exsenadora y líder de izquierda Piedad Córdoba, Petro abogó por una “reunión de 1.500 personas” para hacer lo que denominó un “congreso progresista” y desde allí configurar un solo partido político con miras a “ganar las elecciones de 2026”.
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“Convocatoria al Frente Amplio en cada municipio, departamento y la Nación con todas las fuerzas democráticas que quiera. Objetivo: ganar las elecciones del 2026 y hacer irreversible la transformación democrática de Colombia y el acuerdo nacional para la justicia y la paz”, expresó el mandatario en ese entonces.
Semanas atrás, durante diciembre de 2023, Petro alertó que no le iba a alcanzar el tiempo y que era necesario que el progresismo conquistará el poder en los próximos comicios. “Yo pienso que ese es el reto de este Gobierno. Claro que no tenemos el tiempo suficiente; hay que elegir también un nuevo gobierno progresista para que podamos realmente transformar el territorio excluido en un territorio próspero. Y eso se llama paz”, apuntó.
Lo cierto es que ante la idea de que haya continuidad del progresismo en 2026, un sondeo revelado por la firma Datexco hace un mes evidenció que el 62 % de los encuestados se opone a que repita esa corriente política en Casa de Nariño, mientras que un 26 % –uno de cada cuatro colombianos–, se mostró a favor. Otro 10 % dijo no saber y 2 % no respondió.