En los afanes de la guerra a unos y a otros les ha tocado correr. Las víctimas han tenido que salir de sus tierras en medio de la noche o a plena luz del día, a veces solo con la ropa que tenían puesta para no perder la vida bajo las balas del fusil de los grupos armados.
Los excombatientes en sus días de guerra también huyeron en muchas ocasiones para evitar las bombas que llovían del cielo, para esconderse del enemigo o para buscar otros sitios desde donde hacer tronar sus armas.
Entre esos agites, víctimas y combatientes fueron guardando recuerdos que, muchos años después, los sacaron de los retazos de la memoria para plasmarlos en pinturas, artesanías y textos que les ayudan a sanar un pasado, para algunos, llenos de dolor y desesperanza.
Andrés Stapper, director de la Agencia de Reincorporación y Normalización, ARN, le dijo a EL COLOMBIANO que en diferentes territorios los excombatientes, a través de iniciativas artísticas, le apuestan a la reincorporación y a la reconciliación y a su compromiso con la legalidad.
“Hemos sido testigos del poder transformador de la cultura y del arte, en escenarios donde viven excombatientes, víctimas de la violencia y comunidades porque ha permitido la construcción de memoria y la oportunidad de construir una realidad distinta”.
Desde las víctimas las perspectiva no cambia. Muchas de ellas hallaron en el arte una forma de salir adelante y encontrar perdón para sus victimarios, algunas hasta trabajan con los responsables de lo que les sucedió en el pasado. “Ahora tenemos que mirar hacia adelante. La única forma que tenemos para salir de este embrollo en el que estamos, es perdonando a los que nos hicieron daño”, dice Yudis Arévalo, víctima del conflicto armado. He aquí sus historias..