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Agencias de Inteligencia investigan si “Cabuyo” está vivo o muerto

  • Ricardo Ayala Orrego (“Cabuyo”) es uno de los delincuentes más buscados de Antioquia. Comanda la disidencia del frente 36 de las exFarc. FOTO: CORTESÍA.
    Ricardo Ayala Orrego (“Cabuyo”) es uno de los delincuentes más buscados de Antioquia. Comanda la disidencia del frente 36 de las exFarc. FOTO: CORTESÍA.
  • En este sitio se realizó la última operación contra “Cabuyo”, el 7 de febrero de 2021, en Campamento. De allí salió herido de muerte. FOTO: CORTESÍA.
    En este sitio se realizó la última operación contra “Cabuyo”, el 7 de febrero de 2021, en Campamento. De allí salió herido de muerte. FOTO: CORTESÍA.
  • A la derecha se ve una de las últimas fotos que los comandos de la Fuerza Pública le tomaron a “Cabuyo”, en un campamento. FOTO: CORTESÍA.
    A la derecha se ve una de las últimas fotos que los comandos de la Fuerza Pública le tomaron a “Cabuyo”, en un campamento. FOTO: CORTESÍA.
  • En una de las vías de acceso al cañón de San Pablo, la disidencia del frente 36 al parecer usa este portón para controlar la entrada de vehículos. FOTO: CORTESÍA.
    En una de las vías de acceso al cañón de San Pablo, la disidencia del frente 36 al parecer usa este portón para controlar la entrada de vehículos. FOTO: CORTESÍA.
20 de abril de 2021
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Tres heridas graves de fusil, su desaparición del escenario de guerra, el desamparo económico de los familiares y la aparente pérdida de control sobre sus lugartenientes, son las cuestiones que tienen cavilando a los organismos de Inteligencia sobre si alias “Cabuyo”, uno de los criminales más buscados de Antioquia, estaría vivo o muerto.

EL COLOMBIANO tuvo acceso a detalles de esta investigación y del último operativo en el cual recibió los disparos. De acuerdo con las fuentes, que solicitaron la reserva de su identidad por tratarse de un caso en curso, en febrero de 2021 recibieron información sobre el paradero de Ricardo Abel Ayala Orrego, el cabecilla de la disidencia del frente 36 de las antiguas Farc.

“Sabíamos que estaba oculto hacía unos meses en el cañón de San Pablo, en el Norte de Antioquia. Y supimos que iba a realizar una fiesta con cabalgata incluida, en el municipio de Campamento”, detalló uno de los agentes.

Seis comandos de las Fuerzas Especiales fueron asignados a la misión. En su patrullaje de reconocimiento, caminando entre la maraña, al mediodía del 7 de febrero llegaron a un sector conocido como La Irlanda, donde divisaron una vivienda al borde la vía, que también funciona como taberna. Allí había cerca de 30 personas reunidas, custodiadas por hombres armados.

El tirador de alta precisión observó que un hombre, con las características físicas de “Cabuyo”, se apartó para orinar en un matorral. Dos escoltas lo cubrían, mientras vaciaba la vejiga.

Con la mira fija a unos 140 metros de distancia, el tirador vio que el objetivo asomó el torso, en medio de los guardaespaldas. Apretó el gatillo de su fusil Sig Sauer y le acertó un disparo en el pecho.

Al recibir el proyectil, según las fuentes, “Cabuyo” trató de incorporarse, sacó su pistola y empezó a disparar a diestra y siniestra, lesionando a uno de los invitados al festejo e impactando una de las motocicletas estacionadas en la vía. De inmediato, otros dos comandos saltaron de los escondites y se aproximaron disparando, hiriéndolo de nuevo en el abdomen y la pierna derecha.

“La gente se puso a gritar y se alborotaron, había mucho riesgo de lesionar a los civiles, entonces tuvimos que suspender el fuego. Uno de los colaboradores de Ayala lo agarró y lo subió a una moto de alto cilindraje, mientras los otros lo cubrían. Luego supimos que ‘Cabuyo’ se desmayó más adelante y dejó tirada su pistola, pero siempre lograron sacarlo de ahí”, precisó el funcionario.

En este sitio se realizó la última operación contra “Cabuyo”, el 7 de febrero de 2021, en Campamento. De allí salió herido de muerte. FOTO: CORTESÍA.
En este sitio se realizó la última operación contra “Cabuyo”, el 7 de febrero de 2021, en Campamento. De allí salió herido de muerte. FOTO: CORTESÍA.

Con apoyo de helicópteros, los uniformados rodearon el sector. En la escena recuperaron un pedazo de tejido óseo muscular, al parecer de la pantorilla del criminal, y lo llevaron a un laboratorio de Medicina Legal. En el sitio había familiares de “Cabuyo”, que no paraban de llorar.

Cerca de la casa encontraron una máquina retroexcavadora, que al parecer extraía oro de un yacimiento vecino, de manera ilegal.

Posteriormente, los informantes le contaron a los investigadores que el herido fue llevado a las 3:00 p.m. a una finca del sector La Punta, en límites de Campamento y Anorí.

“Los hombres de ‘Cabuyo’ empezaron a buscar médicos para que subieran a atenderlo, llamaron a los hospitales de la zona amenazando al personal, estaban desesperados diciendo que ‘el papá estaba grave’, hasta que consiguieron a un doctor y una enfermera”, prosiguió.

Los profesionales fueron conducidos en moto hasta la finca, donde al parecer confirmaron la gravedad de las lesiones, frente a las cuales no se pudo hacer nada, pues estaba perdiendo mucha sangre y se requería una cirugía inmediata.

A la derecha se ve una de las últimas fotos que los comandos de la Fuerza Pública le tomaron a “Cabuyo”, en un campamento. FOTO: CORTESÍA.
A la derecha se ve una de las últimas fotos que los comandos de la Fuerza Pública le tomaron a “Cabuyo”, en un campamento. FOTO: CORTESÍA.

Las siete vidas de “Cabuyo”

Antes del asalto en el sector La Irlanda, Ayala logró evadir la muerte en varias oportunidades. El 2 de octubre de 2018, la Fuerza Aérea bombardeó una de sus guaridas en la vereda El Cedral, de Briceño. Murieron cinco personas, incluyendo a su jefe de seguridad, alias “Rango”; al mando medio “Manuel Cabezas”, cabecilla de una comisión; y a “Jhoana”, una de las múltiples novias adolescentes que “Cabuyo” solía frecuentar. Ayala resultó herido en el ataque, pero escapó.

El 4 de mayo de 2019 en la vereda Cucurucho, de Briceño, la Fuerza Pública ejecutó otra operación en su contra. Al revisar el campamento no había rastro del delincuente, aunque bajo la tierra encontraron un búnker acondicionado con cocina, lavadero, baño enchapado, nevera, cama y TV. Su acceso estaba cubierto por una placa de cemento, que fue removida por los soldados.

Estas dos operaciones lo obligaron a salir de Briceño, que hasta ese entonces era un área segura para él, y refugiarse en el cañón de San Pablo, una depresión montañosa con entradas y salidas a Campamento, Angostura y Guadalupe.

“Ahí sus hombres sometieron a la población, con intimidaciones. ‘Cabuyo’ tenía un dron con cámara de visión nocturna y detección de calor, con el que sobrevolaba todo el cañón; también mandó a instalar un portón en la entrada de La Irlanda, para controlar a quienes entraran por la carretera”, contó otro de los agentes allegados a la investigación.

El 22 de julio de 2020 un grupo de comandos ingresó a la zona, capturando a cinco miembros de su anillo de seguridad: “Kiko”, “Juan Daniel”, “Hermides”, “Marina” y “More”. También decomisaron el dron.

Repartiéndose el botín

“En los pasados operativos, notamos que había un patrón: ‘Cabuyo’ se desaparecía un mes o dos del mapa, pero seguía teniendo control sobre sus negocios y su gente, le seguían rindiendo cuenta de la plata, y a su mujer, a la titular, le llegaba siempre el dinero que él le mandaba”, narraron las fuentes.

Pero después del asalto del 7 de febrero, los investigadores constataron varios casos de insurrección entre sus lugartenientes, lo que generó un clima de desconfianza interna.

Según la investigación, el segundo al mando, conocido como “Firu” o “Leo”, tendría divergencias con “Machín”, el jefe militar de la disidencia del frente 36. Este último les habría dicho a los campesinos del cañón de San Pablo que ahora era él quien mandaba. Este último es un joven de apenas 22 años, muy belicoso, que anda de traje camuflado y con una pistola Five Seven al cinto, cuyos proyectiles atraviesan los chalecos blindados.

“La dirección de ‘Cabuyo’ en el grupo se perdió, los otros mandos se dedicaron a conseguir dinero y propiedades para ellos mismos”, dijo uno de los agentes.

En una de las vías de acceso al cañón de San Pablo, la disidencia del frente 36 al parecer usa este portón para controlar la entrada de vehículos. FOTO: CORTESÍA.
En una de las vías de acceso al cañón de San Pablo, la disidencia del frente 36 al parecer usa este portón para controlar la entrada de vehículos. FOTO: CORTESÍA.

El botín en juego no es poca cosa: la organización criminal percibe rentas de extorsión, secuestro, narcotráfico y minería ilegal en el Norte y Nordeste de Antioquia. Por esta razón, Ayala y sus hombres están incluidos en la lista de objetivos de alto valor estratégico para el Gobierno Nacional.

Con esa atmósfera de inestabilidad en la jerarquía, otros dos miembros de la cúpula huyeron de la zona y se refugiaron en Medellín, con muy mala suerte. El 25 de marzo pasado la Policía capturó a Uriel Cardona López (“Egidio”), el presunto encargado del narcotráfico; y el 13 de abril, en el barrio San Martín de Porres, cayó Luis Henao Zapata (“el Viudo”), tercero al mando del grupo.

Lo último que le contaron los infiltrados a los investigadores, es que a “Cabuyo” le habrían amputado la pierna derecha, a la altura de la rodilla, después de lo cual habría muerto.

“Él le había dicho a las personas de su círculo de confianza, que si alguna vez le pasaba algo, que lo enterraran en un sitio que ya había escogido. Que él no quería ser mostrado como un trofeo ante sus enemigos”, describió uno de los funcionarios.

Luego añadió: “La mujer está desesperada reuniendo plata, porque no volvió a llegarle la cuota. Supimos que la familia hizo una misa en la vereda La Milagrosa, de Angostura, donde él nació. Por las interceptaciones telefónicas supimos que ‘Firu’ dio la orden de no contarles a los demás miembros de la disidencia, para no afectarles la moral. A ellos les dicen que ‘Cabuyo’ está bien”.

Los agentes de Inteligencia reconocieron que, aunque estos indicios apuntan a que Ayala estaría muerto, no podrán certificarlo mientras no haya cadáver de evidencia.

En pasado 11 de marzo, tras una visita al municipio de Peque, el gobernador (e) de Antioquia, Luis Fernando Suárez, comentó: “Tomamos la decisión de fortalecer la presencia del Ejército en la zona, para combatir con verticalidad a estas estructuras ilegales. Tenemos los objetivos claros, son el clan del Golfo y el grupo armado residual de las Farc, con alias ‘Ramiro’ (frente 18) y ‘Cabuyo’ (frente 36)”.

La recompensa en su contra, de $280 millones, sigue activa. La cacería por Ayala, o sus restos, no cesa, pues las agencias de Inteligencia buscan la prueba definitiva para saber si Antioquia puede cerrar ese capítulo de terror de una vez por todas.

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