El conflicto que padecen el Norte y el Nordeste antioqueño se está cebando particularmente contra los niños, niñas y jóvenes estudiantes, por cuenta de amenazas, combates, desplazamientos y confinamientos.
En Anorí más de 1.500 estudiantes vieron trastornada su semana escolar por el temor que persiste ante la ola de ataques y atentados por parte de las disidencias. En el municipio decidieron dar clases virtuales ante los riesgos de orden público, lo que significa que miles de niños dejan de estar en entornos seguros, pues en cientos de hogares los padres deben salir a trabajar en largas jornadas dejando a los menores solos, y además la falta de presencialidad es sinónimo de una correcta atención del programa de alimentación escolar, que para miles de estudiantes es la única fuente de alimentación nutritiva cada día.
“Lo que estamos buscando es proteger la vida de los niños, de los jóvenes, y por esa razón es que se toman estas medidas que no nos gustan a ninguno, pero que lo tenemos que hacer por los acontecimientos que han ocurrido en estos lugares”, expresó el alcalde Gustavo Alfredo Silva, reiterando que la medida irá hasta este viernes 26 de septiembre.
Hay que recordar que la degradación a la que llegó las disidencias del Frente 36 fue tal, que esta semana dejaron a 20 metros de un centro de desarrollo infantil que atiende a cientos de niños en Anorí una caneca con explosivos, lo que traspasa cualquier límite del derecho internacional humanitario, incluso en las peores guerras.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) rechazó este hecho. La directora de la entidad, Astrid Cáceres, informó que al menos 200 niños y niñas se han visto afectados en su atención diaria en el Centro de Desarrollo Infantil (CDI), pues las familias han manifestado temor de llevarlos a las instituciones.