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Allá en la cima de una montaña, casi tocando el cielo, se levanta Armenia Mantequilla. Con su imponente iglesia y sus coloridas casas, este pueblo antioqueño, ubicado en la región Occidente del departamento, se pierde en las mañanas en la niebla que baja para envolverlo todo, y reaparece horas después en la sonrisa amplia y en los ojos brillantes de sus habitantes, los pocos que quedan resistiendo el paso y el desgaste del tiempo.
De los tiempos en los que Armenia Mantequilla crecía y crecía sin parar quedan viejos recuerdos. Los que presumen de haber conocido al pueblo vibrante de antaño hablan de calles ruidosas y repletas, con apenas espacio para caminar.
Entre ellos hay una cifra recurrente cuando fuerzan su memoria para responder cuántos habitaron este pedacito de montaña. 16 mil, responden a veces sin dudar.
Lejos de la cifra que dan los armenios se encuentra el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas, que en su censo de 1964 certifica que para esa fecha vivían en este municipio 8.101 personas, el pico más alto de población que guarda en sus libros para Armenia.
En lo que todos parecen estar de acuerdo, sin embargo, es que de este pueblo la gente se esta yendo. Y aunque en otros municipios la razón principal de la migración a la ciudad ha sido y es la inseguridad, en Armenia, según la Alcaldía y la comunidad, las condiciones económicas son la principal variante para que los habitantes decidan dejar su hogar y su historia.
Si bien el municipio siempre ha tenido una vocación agrícola y ganadera, como se refleja en el primer censo agropecuario que data de 1960, en el que Armenia registró que dedicaba la mayoría de su territorio a estas dos actividades económicas, en los últimos años la proporción entre agricultura y ganadería cambió, dándole más espacio a la segunda.
El último censo agropecuario y pecuario nacional (2016 y 2017) reflejó esta nueva realidad. Para ese año Armenia dedicaba más del 70 % de su territorio a la ganadería y poco menos del 20 % a la agricultura. Las hectáreas sembradas de café pasaron en los últimos años de 2 mil, a menos de 600.
Y eso generó serias dificultades. Si bien la actividad ganadera a nivel nacional emplea 250 mil personas en el sector bovino, y cerca de quinientas mil familias se dedican a su producción, según la Unión Nacional de Asociaciones Ganaderas, cuando se mira la generación de empleo por hectárea, el panorama es distinto.
Diez mil metros cuadrados sembrados de café pueden necesitar cerca de cuarenta jornaleros; por el contrario setenta mil metros cuadrados dedicados a la ganadería extensiva generan, generalmente, dos empleos.
Sin empleo, la gente migró. Y lo sigue haciendo. Las proyecciones de aumento o reducción de población no son positivas. Tal vez por eso cada vez suena con más fuerza los rumores de que los armenios volverán a vivir en un corregimiento de Heliconia, municipio del que se separaron el 1894.
Sobre la posibilidad real de que Armenia pase de ser municipio a corregimiento, el alcalde Gabriel Jaime Barrera, elegido para el cuatrienio 2016-2019, es claro en responder: “ No va a pasar. Son rumores en el pueblo que la comunidad no confirma. Existe una ley, la 617, que es la que determina cuándo un municipio pierde categoría. Esa ley se refiere a las finanzas públicas, y aunque yo recibí el municipio incumpliéndola, hoy tenemos todo acorde con lo que exige la Contraloría”.
La ley a la que se refiere el alcalde Barrera es un manual de buenas prácticas para todos los municipios. Expedida en el 2000, define 6 categorías de municipios con base en su población y en su nivel de ingresos. Si un municipio incumple la ley 617 por dos vigencias seguidas, es decir, si gasta más de lo que puede por dos años seguidos, baja una categoría.
Para los que están en la sexta, que es la última y en la que está Armenia, esto significaría perder su título de municipio y fusionarse con la entidad administrativa más cercana, en éste caso, Titiribí o Heliconia.
Antioquia tiene 102 municipios de sexta categoría.. Los municipios de ésta categoría tienen menos de 10 mil habitantes y están obligados a realizar un cuidadoso gasto de sus recursos que no supere el 80 % de sus ingresos. Es decir, si entran 100 pesos, pueden gastar hasta 80. Todo con el objetivo de que sean entidades territoriales viables económicamente hablando.
Tal como dice el alcalde, en el informe que publicó la Contraloría de Antioquia en 2016, que recogía la información del 2015, Armenia aparecía como uno de los 18 municipios que incumplían la ley 617 y que estaban en riesgo de perder su categoría de municipios.
En los dos siguientes informes, el de 2017 y 2018, que fue publicado hace unos días, Armenia retomó el cumplimiento de la ley y por ahora su categoría de municipio no se encuentra en peligro.
Pese a ésta realidad técnica, Armenia languidece sin empleo. Su población actual, poco más de 4 mil, es la mitad de la que fue hace unas seis décadas, ese tiempo que los más viejos recuerdan hoy con añoranza y que algunos creen nunca volverá.
¿Y por qué se llama Armenia Mantequilla?
El curioso apelativo que diferencia esta Armenia de la de Quindio o la de Europa, tiene muchos orígenes, según quien lo cuente. Le preguntamos a los armenios de dónde creen que viene la “Mantequilla” de su nombre, y esto respondieron: