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“Cuanto más alma tenga la música, más difícil será de copiar para la IA”: Rupatrupa, el grupo español que se tomará Medellín este viernes

Rupatrupa llega a Medellín con su gira Flores, muchas flores. El grupo español promete un show cargado de poesía, crítica social y reflexión sobre la música frente a la IA. Aquí la entrevista.

  • Rodolfo Ruido es el líder de Rupatrupa. FOTO ESNEYDER GUTIÉRREZ
    Rodolfo Ruido es el líder de Rupatrupa. FOTO ESNEYDER GUTIÉRREZ
  • Roberto Ruido. Foto: Esneyder Gutiérrez
    Roberto Ruido. Foto: Esneyder Gutiérrez
  • FOTO Esneyder Gutiérrez
    FOTO Esneyder Gutiérrez
hace 9 horas
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Las letras profundas, de amor y con alta carga de consciencia social de Rupatrupa se tomarán este viernes el Sky Center, en Medellín.

El proyecto musical que lidera Roberto Ruido y que nació en las calles de las Islas Canarias (España) ya está en la capital de Antioqueña con su gira Flores, muchas flores, que está atravesando Latinoamérica y varias ciudades de Colombia.

Previo a su show, el compositor dialogó con EL COLOMBIANO sobre la razón de ser de su proyecto musical, la música como transformación social en Latinoamérica y el peligro que representa la IA para música vacía y la que se compone con el alma.

Dicen que la calle es la biblioteca del mundo, Rupatrupa se hizo en las calles, ¿eso cómo impactó el proyecto musical?

“Pues mira, yo lo primero es que yo empecé en la calle y empecé con 25 años. Yo llevo haciendo canciones desde los 16 años, pero yo tengo pánico escénico, mucho pánico escénico. Empecé en la calle de La Laguna, que es una ciudad de Tenerife, en Canarias, que es donde vivo ahora. Cuando llegué allí estaba buscando trabajo y vi que había un montón de movimiento en la calle, pero muchísimo. Es una ciudad que se extiende bastante, pero el casco histórico es todo peatonal y tenía una red de artistas callejeros increíble. Y lo vi tan cerca y lo vi tan bonito y vi que estaba lejos de mi casa y dije, «aquí no me conoce nadie», pues lo intenté y me puse a tocar canciones y además podía a tocar mis canciones. Vi que a la gente le gustaba y entonces conocí a Nadir y a Matías y de repente se convirtió en un trabajo.

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Y la calle tiene una cosa y es que te enseña mucho, porque en un concierto para bien y para mal, la gente, si ha comprado una entrada para verte, digamos que tú tienes como una responsabilidad con la gente. A mí me pesa siempre esa responsabilidad. Imagínate, aquí hay veces que tardamos 2 años en venir, hay gente que lo lleva esperando 2 años, hay gente que se ha tirado ahorrando no sé cuánto tiempo para pagar la entrada. En la calle no hay esa responsabilidad, pero, por otro lado, si no captas la atención de la gente, no comes.

Entonces hay una cosa como más cruda y no es un público estático como en un concierto de 2 horas que vas a ver a la misma gente, hay como un movimiento muy grande. En esa época compuse muchas canciones que hablaban más directa o indirectamente de esa experiencia, porque para mí era estar totalmente fuera de mi zona de confort, pero me enseñó mucho. Y en eso era muy culpable Nadir, el compañero acordeonista, porque él ha tocado por muchos sitios”.

Lograste imprimir un sello y una identidad en tus composiciones, ¿cómo surge ese proceso creativo?

“La verdad que yo todavía me lo estoy planteando porque también hay veces que eso sale y otras que no. Yo todavía lo veo como una cosa muy mística que no se explicar muy bien porque yo mismo paso una temporada en la que no me salen cosas o no me gustan, yo tengo un montón de música hecha que la gente no conoce, pero para mí no están en el nivel o no me gustan. Me gusta componerlo porque para mí componer es un hecho en sí y es lo bonito. Es que es una cosa que necesito como el comer.

Lo que pasa que luego hay que vender ese trabajo. Yo hago muchas cosas como artista independiente, pero todo eso lo dividido solo en dos grupos: que es componer y todo lo demás. Y el componer intento que no se contamine de todo lo demás, porque luego cuando ya está compuesto, pues hay que intentar que la gente lo escuche. Hay que elegir cómo y a mí no me gustan las teles, los grandes medios de comunicación, entonces, hay que buscar caminos, pero al final lo que es la inspiración lo sigo viendo como algo muy místico y sigo preguntándome también eso, ¿Si hay una fórmula de cómo hacerlo? Hay gente que tiene que tiene sus protocolos, yo no lo tengo”.

<b>Roberto Ruido. </b>Foto: Esneyder Gutiérrez
Roberto Ruido. Foto: Esneyder Gutiérrez

La IA ya puede hacer música, eso ha desatado el malestar de artistas que han encontrado sus voces en redes sociales con canciones que nunca compusieron, ¿cómo ves eso como artista?

“Hay una parte que me da miedo, la verdad. O sea, un miedo entre comillas, no es que me de terror, pero sí me preocupa, no por mí. Y esto se lo leí al alguien: me preocupa vivir en un mundo en el que parece que las máquinas van a hacer el trabajo artístico, mientras los humanos seguimos haciendo los trabajos más duros, gente metida en una mina o gente haciendo trabajos muy duros en el campo y demás. Es un horizonte bastante feo, donde las máquinas nos van a hacer las canciones, la poesía, las películas, los vídeos y nosotros vamos a seguir haciendo los trabajos más duros. Eso me da miedo. Por otro lado, pues creo que es un avance más, creo que sí que es un avance muy bestia.

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Me puse a investigar un poco del tema para intentar entender qué puede hacerse con eso, porque vi un vídeo por ahí que decía que estaban haciendo música ya con texto. «Hazme una canción de tal» y pum, te sale una canción entera que ya suena bien, que está mezclada. Entonces, quería entenderlo porque es mi trabajo. Quiero saber a lo que me voy a enfrentar. Si de verdad puedes aprovechar eso de alguna manera y si va a haber alguien que me puede quitar mi trabajo solo escribiendo en un máquina. Sé que va muy rápido y no sé cuándo llegará, pero creo que todavía hay muchos estilos de música que no se van a poder copiar. Y cuanto más alma tenga la música, más difícil va a ser de copiar por una máquina.

Ya se puede, porque ya lo he visto, hacer música como la típica música para mí vacía e inerte que hay en las grandes radios. Se puede hacer, pero eso solo demuestra que esa música está vacía, es inerte y la máquina la puede copiar muy fácilmente”.

La poesía detrás de Rupatrupa

Diría que tus canciones tienen una carga de poesía, ¿la lees?

“No, sabes que la poesía es de los géneros que menos me gustan. Sí, he conocido cosas que me gustan un montón y sobre todo latinoamericanos he leído cosas muy buenas, pero no libros de poesía. O sea, no sé por qué no me atrae, pero he leído muchos poemas de aquí que me han roto”.

Flores, muchas flores y en la ciudad de la Feria de las Flores...

“Sí, joder, qué bonito eso”.

Flores, muchas flores: la gira en Medellín

Sí, precisamente cuál es tu razón de ser con esta gira

“Realmente, ese es el nombre de la gira y viene del tema, Flores de trinchera, que es esa canción con Robe Iniesta. Y básicamente es una historia de amor, y primero que todo, es un homenaje a Extremoduro, porque hay gente que dice, «es que se parece mucho» y es que es un homenaje. Es una historia de amor real, habla de mi chica, de cómo hay personas que consiguen que las cosas florezcas, que la vida florezca.

Vivimos tanto a nivel físico como a nivel a veces psicológico en cosas demasiado inertes, de cemento, de ladrillo, y hay gente que hace que las cosas florezcan y que se llene todo de flores. Y eso es lo que yo veía a mi chica en ese momento que compuse la canción”.

Influencias y colaboraciones en Colombia

¿Ha pensado en colaborar con algún artista colombiano?

“Yo en verdad no busco muchas veces colaboraciones, de hecho, la única que he hecho en verdad ha sido con el Robe y ni siquiera yo la busqué, lo que pasó fue que un compañero del equipo me dijo: «esto hay que enseñárselo al Robe», y yo le dije, «Bueno, ya veremos», pero yo no suelo componer pensando en colaboraciones y la verdad que los artistas colombianos que más me gustan son los del folclore. Me gusta Petrona Martínez, me gustan Los Gaiteros de San Jacinto. Petrona, yo se la enseño a un montón de gente y le digo, «Mira, vas a escuchar una mujer cantando en español, pero suena a música africana» O sea, eso viene de ese viaje de los esclavos y de tener un folclore muy bestia, la cumbia con las gaitas es otra cosa que me vuela la cabeza”.

FOTO Esneyder Gutiérrez
FOTO Esneyder Gutiérrez

Quizá uno de las cosas más complejas para los músicos es llegar a ese punto en que ya encuentran su estilo y definición como artistas, ¿en qué momento y cómo lo encontró?

Yo sigo sin sentirlo. Te lo prometo. Cuando la gente me lo dice, creo que es el piropo más grande que me echan porque siempre he pensado que el máximo nivel al que puede llegar un artista, de la disciplina que sea, es cuando consigue crear su propio universo.

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Hay mucha gente que sin que me guste su música, sé valorar que han creado su propio universo, porque es muy difícil. Y yo no siento que tenga mi propio universo, porque eso es de ser un genio. Sigo planteando, sigo buscando cuál es esa esencia propia, que a veces incluso es un problema y es malo, porque a veces la esencia sale, por ser lo más natural posible y ser lo más auténtico, pero cuando estoy componiendo yo le doy un muchas vueltas a las cosas y me preocupo demasiado y por eso creo que todavía no he llegado a decir: «tengo este estilo, tengo esta marca», pero cuando la gente me lo dice es lo más bonito que me pueden decir”.

¿Cómo explicas que Rupatrupa ha logrado ser escuchado en Latinoamérica?

“Eso sí que no te lo sé decir. Una de las cosas más bonitas que me da mi trabajo es que yo dedico mucho tiempo a reflexionar de las cosas, porque creo que de ahí es donde sale la música que tiene sentido, o sea, de pensar y de darle vueltas a las cosas, de filosofear y de reflexionar. Y claro, a mí me surgen esas preguntas: ¿por qué? ¿Por qué de repente Colombia se fijo tanto en nosotros?, y pudimos venir por primera vez hace ya varios años. No lo entiendo.

Hay una cosa muy buena aquí que yo diría que en España y en muchos de Europa se ha perdido. Y es que creo que en España estamos lo suficientemente acomodados como para no quejarnos, pero también estamos bastante jodidos de muchas cosas. Estamos como dormidos.

Los conciertos en España suelen ser como un lugar de reunión como una excusa para reunirte con tus amigos, has estado toda la semana trabajando, llega el fin de semana, hay un concierto de fondo y vienes a emborracharte con tus amigos. Eso pasa mucho. Cuando venimos aquí a Latinoamérica lo que se nota es que la cultura y la música se sigue valorando como una herramienta de transformación social. Entonces, las letras más políticas muchas veces en España son las que menos gustan de mi música, cuando llego aquí son las que muchas veces más gustan porque la situación que hay en Latinoamérica sigue necesitando de la cultura como herramienta de transformación social y eso que me parece, además de precioso, supernecesario.

Yo entiendo que eso podría explicar que hayamos cuajado con el público colombiano, sobre todo, pero también con el público mexicano, con el chileno, no sé, creo que viene de ahí, pero es una pregunta que yo me sigo haciendo también”.

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