La piel es el órgano más grande del cuerpo y, a su vez, el encargado de proteger todo lo que ocurre al interior de este. Pero, ademas de funcionar como una barrera, esta también tiene millones de receptores sensoriales que nos permiten percibir estímulos como el calor, el dolor ocasionado por una herida o el roce de cualquier objeto en alguna zona del cuerpo.
Científicos de las universidades de Cambridge y del College de Londres trataron de imitar estas propiedades creando una “piel” sintética altamente sensible. Esta fue construida para ser colocada en las “manos” de un robot: es como un par de guantes que le permitirá a estas máquinas obtener información de manera similar a la que lo hacen los humanos.
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La investigación –publicada en la revista académica Science Robotics– afirma que esta innovación, además de contribuir al desarrollo futuro de robots humanoides, podría utilizarse en varios campos, como el de la salud, por ejemplo, en la fabricación de prótesis humanas.
¿Cómo fue creada la piel robótica?
Para convertir estímulos como la temperatura o la presión en señales electrónicas que un robot pueda interpretar, este tipo de piel artificial requiere sensores específicos para cada uno. Dado que se deben incorporar varios, a veces pueden producirse interferencias entre ellos, lo que puede dañar los materiales.
Por ello, uno de los principales retos en la creación de esta nueva piel robótica fue desarrollar un sensor capaz de detectar múltiples estímulos de forma simultánea. A esto se le conoce como detección multimodal, lo que significa que todo este “órgano” sintético funciona como un único sensor, “acercándose así al funcionamiento de nuestro propio sistema sensorial: la piel humana”, explica un comunicado publicado por la Universidad de Cambridge sobre la investigación.
A pesar de que la creada por los investigadores británicos no es tan sensible como la de los humanos –se estima que en cada 6,5 cm2 de piel hay más de 1.000 terminaciones nerviosas–, la piel robótica puede detectar hasta 860.000 señales como el toque de una mano, el frío y el calor, y el dolor ocasionado por un golpe o una cortadura.
Los guantes de piel para robot fueron realizados con hidrogel. Para probar los datos recopilados de su creación, lo que hicieron los científicos fue entrenar un modelo de inteligencia artificial que permitiría a la mano identificar los distintos estímulos a los que estuvo expuesta. Y para evaluar su sensibilidad, los autores del estudio la sometieron a una pistola de calor, la presionaron con los dedos y un brazo robótico, la tocaron suavemente con los dedos e incluso la abrieron con un bisturí.
A pesar de que este es un avance que podría ser utilizado en diversos campos como la robótica o la medicina, esta piel robótica aún no alcanza los niveles de sensibilidad que tiene la humana. Sin embargo, los investigadores de Cambridge y del College de Londres que estuvieron detrás de la investigación sí consideran “que es mejor que cualquier otra cosa que exista en este momento”.
El siguiente paso en el desarrollo de la piel robótica es mejorar su durabilidad y colocarla a prueba realizando otras tareas que un robot puede llevar a cabo en el mundo humano.
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