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La ruta económica que
el país debería seguir
Ante la incertidumbre alrededor de lo que traerá la nueva realidad, Gobierno Nacional, gremios, empresarios y académicos siguen proponiendo fórmulas y estrategias para que con la reactivación también haya recuperación económica en el país.
En esa línea, Luis Fernando Mejía, director ejecutivo de Fedesarrollo, considera que hay elementos importantes: uno relacionado con medidas de corto plazo y otro con disposiciones de mediano y largo plazo. En el primero, considera que es fundamental un plan de choque de pequeñas obras de infraestructura pública por parte del Gobierno Nacional, coordinado con las entidades territoriales.
“Estamos hablando de inversiones en vías terciarias, en parques, en adecuación de calles, carreteras y caminos, es decir, unos trabajos que permitan jalonar la actividad económica desde el territorio y que además puedan impulsar la creación de empleo, especialmente no calificado, que ha sido altamente golpeado en esta crisis”, precisa Mejía.
Así mismo, dice que han sugerido complementar el plan de apoyo al empleo formal con incentivos o subsidios para la creación del mismo, porque ya se perdieron más de cuatro millones de puestos de trabajo y por tanto el objetivo debe ser focalizar la política pública económica en recuperar el empleo.
“Hemos propuesto que se pueda subsidiar hasta 16,5 % de los costos no salariales, relacionados con el 12 % de los aportes que hacen los empleadores por concepto de pensión, 4 % por cajas de compensación y medio punto por riesgos laborales, un incentivo transitorio que puede resultar útil para jalonar el empleo formal”, agrega el directivo.
En tanto que en las medidas de mediano y largo plazo, asegura que el país va a tener que discutir una reforma tributaria el próximo año y pensar en una reforma al mercado laboral, que dé la posibilidad de reacondicionar nuestra regulación hacia las nuevas realidades económicas, especialmente hacia el propósito de aumentar el empleo formal, que hoy es apenas el 40 % del total; así como ahondar en los mecanismos de competencia y de apertura comercial y, por supuesto, en lo que tiene que ver con la diversificación del aparato productivo.
Para Mejía, estas son reformas estructurales que no son de inmediato dividendo, pero fundamentales para retomar la senda de crecimiento económico que traía Colombia antes de esta crisis.
Pedro Nel Valbuena, docente de la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad El Bosque, economista y Ph. D. en Estudios Sociales, indica que hay un consenso positivo entre los economistas sobre el crecimiento, en la medida que se supere la emergencia sanitaria, pero insiste en que su camino va a ser largo y lleno de dificultades.
Anota que la velocidad de recuperación para las economías depende de la capacidad de los gobiernos para activar políticas anticíclicas para revertir rápidamente la contracción del consumo y la inversión.
“Sin duda, una política monetaria expansiva y un fuerte impulso de inversión pública deberían ser los caminos más expeditos, especialmente en países como el nuestro, donde los efectos de la pandemia son desalentadores”, reflexiona el docente.
Así las cosas, y asumiendo el riesgo inflacionario de corto plazo, manifiesta que la política monetaria expansionista debe ir acompañada de ajuste institucional del sector bancario, que permita que la trasmisión de la política se dé de manera eficiente y ágil. Implica, también, una disminución de los costos de transacción del crédito para los consumidores e inversionistas, de tal suerte que el impulso macroeconómico del Estado no se quede a mitad del camino.
“La pandemia ha dejado al descubierto las grandes desigualdades sociales, las brechas estructurales, que secularmente no se han resuelto. En estos aspectos se debe enfocar la política pública, en la medida que no solo estamos retrocediendo a niveles de décadas anteriores, de significativa desigualdad y pobreza. De no advertir la necesidad de cambios estructurales, estaremos condenando a las nuevas generaciones a un estado de atraso económico, con los efectos y los fantasmas de años anteriores, que redundarán en mayor violencia, narcotráfico y desigualdad social”, sentencia Pedro Nel Valbuena.
A su turno, Laura Andrea Cristancho Giraldo, docente de Economía del Politécnico Grancolombiano, asegura que la covid-19 llegó a América Latina en un momento de vulnerabilidad macroeconómica, hecho que se evidencia en el decrecimiento del PIB regional, que disminuyó del 6 al 0,2 % en lo corrido de la segunda década del siglo (2010-2019), tal como lo indica la Cepal en 2020. Así mismo, destaca que la informalidad en países como Colombia representan casi la mitad de los ocupados, un hecho que ahondó la crisis.
“La respuesta a esta profunda crisis deberá ser de manera coordinada por todos los actores económicos (Gobierno, hogares y empresas), lo suficientemente amplia para acoger a todos los sectores de la economía y que incorpore la perspectiva regional”, subraya Cristancho y concluye que para comenzar la recuperación económica es necesario adoptar el instrumento fiscal expansivo para estimular la demanda agregada a través del gasto público, al tiempo que el Estado se debe convertir en empleador de grandes volúmenes de trabajadores, convirtiéndose en un actor clave para las políticas de reactivación, empleo y política social