Por María Antonia Giraldo
Los papás suelen quejarse de que vivir inmersos en la tecnología es nocivo para los más jóvenes, de ahí que recientemente se haya vuelto noticia que colegios alrededor del mundo prohíben los teléfonos móviles en las aulas y se celebre como una medida que confirma que hay razones para preocuparse; sin embargo, para la profesora del departamento de Comunicación Social de la Universidad Eafit, María Isabel Villa, los estudios que hay en la actualidad no confirman que esta prohibición realmente tenga beneficios.
“Es posible que la prohibición no solo no evite los riesgos, sino que evite que se desarrollen otras posibilidades. La prohibición no es el camino, sino más bien el uso responsable y creativo de la tecnología, entendiéndola como una herramienta que puede facilitar cosas, pero que mal usada también puede ser contraproducente”, explica.
Con ella concuerda Alejandro Valencia, máster en Psicología infantil y Juvenil que se dedica a compartir información sobre la educación familiar desde su cuenta de Instagram @poderpaterno. Según Alejandro, es cierto que existen estudios que advierten sobre lo perjudicial que puede ser pasar largo tiempo en pantalla para los niños, pero también hay “evidencia e investigación sobre los benéficos de la tecnología como método educativo, para nuestros niños”. Si se entiende el mundo virtual como un espacio, también se abren posibilidades para el encuentro, en especial porque los más jóvenes ya hallan allí mucho que disfrutar. “Los vínculos se pueden generar con actos muy pequeños, lo importante es demostrar el interés, la empatía y el gusto por actividades en común”, comenta Valencia.
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Las tres C
Más que prohibir y satanizar, María Isabel recomienda una fórmula que viene del inglés para definir qué tan pertinente o perjudicial es para un niño pasar tiempo conectado. Depende de tres variables: child (el niño), content (el contenido) y context (el contexto). Si un niño tiene una habilidad especial para la tecnología y encuentra en ello formas de creación, restringirle la herramienta sería cortar la posibilidad de desarrollarla más allá; como si a un niño que se le da muy bien el fútbol, le prohibieran pasar tanto tiempo con el balón.
Es sabiduría popular que la práctica hace al maestro, por lo que los padres podrían estar frenando a un futuro desarrollador, innovador o creador tecnológico. También es claro que ese no es el caso de todos los niños que pasan las horas “pegados” a sus dispositivos. Muchos solo son víctimas de las estrategias de gamificación de algunas aplicaciones, que usan estímulos como las notificaciones para enganchar a los usuarios y apropiarse de su atención por largos periodos de tiempo.
De ahí que el interés del padre en las actividades del hijo sea tan determinante para definir si el espacio virtual puede ser un lugar de encuentro y hasta la herramienta que determine un brillante futuro profesional, o si simplemente le está robando bienestar y salud mental. “La tecnología puede ser de gran ayuda en nuestra vida, como personas, profesionales, padres o hijos. Lo importante es poderlo usar con un buen fin, entendiendo que sí existen los peligros y que es un mundo por explorar con responsabilidad y prevención”, aconseja Valencia.
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Mirarse al espejo
Al enfrentarse al problema del abuso de la tecnología en el hogar, los expertos aconsejan a los padres tomarse el tiempo para entender qué es lo que hacen los hijos en los dispositivos, tratar de conectar con ellos en ese mundo virtual desde esas actividades y mirar los propios hábitos.
“Hay padres que son adictos al trabajo, no se desconectan cuando llegan a la casa y mientras los niños les hablan, siguen mirando el teléfono. Es una cuestión de lado y lado, que exige establecer acuerdos a nivel familiar de momentos de desconexión, de estar en familia, de conversar; todo tiene su espacio, igual que el trabajo y ojalá que ninguno de esos momentos nos ocupara todo el día, porque descuidamos las otras cosas”, afirma Villa.
Los expertos coinciden en recomendar las aplicaciones que pueden ser útiles y traer bienestar para usar tanto en familia como individualmente. Se pueden explorar programas para hacer ejercicio, comer mejor, tener buenos hábitos, entrenar la memoria, aprender un nuevo idioma o pintar y dibujar. Aprender con estas herramientas cosas diferentes e incluso compartirlas con los hijos para encontrar espacios y actividades en común, pasar tiempo y tener conversaciones de valor, que realmente aporten a las relaciones.
En línea también se comparte
El mundo online puede ser un espacio para pasar tiempo juntos. Aquí algunas ideas de actividades para propiciar el encuentro.
Ver videos en simultáneo
Para salvar la distancia y compartir en línea es posible ver series de las diferentes plataformas de streaming con varias personas al mismo tiempo, gracias a aplicaciones como Rave.
Entrenar juntos
Aprovechar una suscripción a un servicio virtual de ejercicio o clases con un entrenador personal a distancia puede ser una excusa para encontrar un tema en común y vivir la misma experiencia.
Jugar en línea
Así como pasaban tiempo jugando con carritos o muñecas cuando eran más pequeños, pueden compartir un videojuego, de esta manera también conoce el entorno en el que se mueve el hijo virtualmente de manera regular.