Al igual que en adultos, la hipertensión infantil es una elevación de la presión arterial sistólica y diastólica por encima de los rangos de normalidad, según la edad. Sin embargo, tiene un origen completamente diferente, ya que en general es secundaria a otra causa y a diferencia de la enfermedad en adultos en la que el tope es 120/80, en los niños no hay una cifra mágica sino unas tablas de referencia según el sexo, la edad y la talla, que dicen si sufren o no hipertensión arterial.
Según Richard Baquero Rodríguez, pediatra nefrólogo y presidente de la Asociación Colombiana de Nefrología Pediátrica, hay un grupo de niños que tienen mayor predisposición a padecer hipertensión arterial como los prematuros, con bajo peso al nacer, que tienen problemas en el período neonatal, niños que como resultado de catéteres umbilicales tienen problemas trombóticos obstructivos de los vasos renales, niños con cardiopatías congénitas, con malformaciones del riñón y las vías urinarias (que tienen tendencia a tener infecciones urinarias repetitivas que generan cicatrices en los riñones), niños con enfermedad renal crónica, trasplantados, con cáncer o con enfermedades como el síndrome de Turner. Sin embargo, hay otras causas totalmente modificables como la obesidad, el sobrepeso, la mala alimentación y el sedentarismo, que imponen una sobrecarga en el corazón generando hipertensión.
Según Luis Horacio Díaz Medina, cardiólogo pediatra y jefe de Cardiología Pediátrica de Cardio Vid, la principal causa de hipertensión arterial cardiaca en niños es la coartación de aorta, una obstrucción de esa, la arteria más grande del cuerpo, y si no se opera antes del año, el niño puede quedar con hipertensión por el resto de su vida.
Un enemigo silencioso
La hipertensión tanto en niños como en adultos tiene tendencia a ser asintomática, afirma Richard Baquero Rodríguez. La única manera de detectarla es tomando la presión arterial, pero esta práctica en los niños no es rutinaria en los chequeos médicos. Sería recomendable que los padres cuando lleven a sus pequeños a las revisiones se aseguren de que se les tome la presión, por lo menos una vez al año a todo niño mayor de tres años y a todo niño menor esta edad que haga parte de la población de riesgo antes mencionada.
“A los adultos siempre se les toma la presión arterial y los signos vitales cuando van a revisión. A un niño excepcionalmente se le toma la presión y se debería hacer en cada revisión” asevera Luis Horacio Díaz Medina. “También se les debería hacer un muy buen examen físico. Una coartación de aorta puede detectarse simplemente tomando el pulso al niño en las manos y los pies, simultáneamente. Si hay coartación de aorta el pulso en las manos es muy fuerte y el de los pies muy débil. También se puede diagnosticar si se oye el corazón por la espalda y se detecta un soplo. Con el examen físico se puede descubrir igualmente una estenosis de la arteria renal, buscando un soplo en la espalda baja o en el abdomen bajo”.
Diagnosticar a tiempo
La hipertensión infantil o juvenil no diagnosticada y tratada puede llevar a complicaciones graves. En el largo plazo tiene una serie de implicaciones sobre la arteria aorta y sobre todos los órganos blanco (riñones, corazón, cerebro, ojos y vasos sanguíneos) y va a requerir tratamiento y monitoreo por el resto de su vida.
La coartación de aorta en 80 % de los casos va acompañada por daño en la válvula aórtica, que se hace evidente alrededor de los 40 o 50 años. En el caso de los riñones, puede llevar a una falla renal terminal (es decir necesitar diálisis o un trasplante renal), o puede ser tan severa, que genere complicaciones como una encefalopatía hipertensiva, edema pulmonar, hemorragias retinianas que le afectarán la visión, sangrados del sistema nervioso central por rotura de vasos, hemorragias, entre otros.
Mientras más temprano se detecte, menos daños habrá y se puede comenzar a instaurar monitoreos periódicos y cambios en los estilos de vida que le garanticen al pequeño un futuro en las mejores condiciones de salud posibles
3,5 %
aproximadamente, de la población infantil mundial sufre hipertensión. Richard Baquero.