Con un morral a la espalda en el que llevaba ropa para dos semanas, una careta y un snorkel para bucear, una toalla, un par de tenis y unas chanclas emprendió un viaje por el mundo que le tomó más de 1.000 días.
Partió de Medellín rumbo a Nueva Zelanda, de donde pasó a Australia y luego al sudeste asiático para terminar en Islandia, luego de recorrer gran parte de Europa (en especial por los países del Este) y África.
Estuvo en destinos como Myanmar, Sri Lanka, Maldivas, Albania, Macedonia, Letonia, Estonia y Lituania, poco habituales en las agendas turísticas.
En total, Santiago Trujillo Pereira, un ingeniero electrónico de 43 años de edad, estuvo en 65 países en un recorrido que comenzó el 2 de marzo de 2016 y que terminó el 3 de octubre de 2019. Esas experiencias, muchas de las que están registradas en sus redes sociales (www.instagram.com/santiviajasimplemente), las recopiló en el libro #Me lo contó un viajero: 1310 días alrededor del mundo para vivir intensamente, que ya está disponible en versión digital en Amazon. Allí no solo describe sus aventuras, sino consejos vitales para personas que, como él, quieren recorrer el mundo.
“Lo principal es tener claro lo que se quiere hacer, tener curiosidad y enfrentar el miedo para salir de la zona de confort”, expresa Trujillo, quien no se presenta como ingeniero, sino como viajero.
Agrega que es necesario tener la mente abierta, planear bien el viaje, tener en cuenta las estaciones invernales y viajar ligero, así como tener los documentos al día.
En el texto explica cómo son los procesos de visados entre países, un trámite sencillo que generalmente se hace en cada frontera “claro está que hay países, como Japón, donde la visa hay que sacarla desde Colombia y no se puede hacer desde otra parte”, anota Trujillo.
En esta temporada de cuarentena, con muchos destinos cerrados, asume este tiempo como “un viaje interior”, en el que ha aprendido nuevas habilidades y a disfrutar del paisaje, los amaneceres y atardeceres.
En medio de la charla cuenta que en la mayoría de países se quedaba en casas (muchas veces de manera gratuita) gracias a una red de viajeros que permite esta posibilidad. Recuerda que en total tomó 21 vuelos (la mayoría en aerolíneas de bajo costo) y montó en muchos buses y ferrys.