Lo recordará por sus lentes ovalados y ojos caídos, por la sonrisa que siempre le regalaba a los televidentes y por el contraste de sus reflexiones y críticas cargadas de humor que hacía sobre Colombia, un país que en ese entonces se encontraba en el escenario violento del paramilitarismo y las extintas FARC.
“Mataron a Jaime Garzón”, esas fueron las palabras que se escucharon en los medios de comunicación, luego de que el 13 de agosto de 1999 asesinaran en Bogotá al periodista y comediante mientras esperaba el cambio de un semáforo en rojo.
Al lugar llegaron dos sicarios de la banda “la Terraza”, que le dispararon cinco veces. La víctima aceleró su auto y se estrelló contra un poste de alumbrado público. El humorista falleció de inmediato.
Por el sitio pasaban José Yamid Amat y Néstor Morales, periodistas y amigos del fallecido que le llevaron la noticia a Radionet, la emisora en la que trabajaba Garzón en ese entonces.
Así, Radionet, se convirtió en el primer medio de comunicación en publicar la noticia. Los colegas anunciaban la muerte de un amigo por ejercer el oficio periodístico, por no quedarse callado frente a las dificultades que atravesaba el país en la década de los 90. Para el mismo Jaime Garzón esto no habría sido una sorpresa. La muerte habitaba todo el tiempo a Colombia.
La noticia conmocionó a todo el país. Garzón por esos días manifestó que era víctima de amenazas de muerte y en el fondo se esperaba aquel fin.
El crimen comenzó a esclarecerse en 2004 cuando la Justicia de Colombia acusó al líder paramilitar Carlos Castaño de ser el autor intelectual y el que dio la orden de acabar con la vida del periodista.
En el proceso penal, la justicia argumentó desviaciones en la investigación hechas por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el antiguo organismo de inteligencia del Estado, manipulado para la conveniencia de políticos y las Fuerzas Militares, de las que también se sospechaba que tenían que ver con este crimen.
Años después la Fiscalía estableció que Garzón fue asesinado por sicarios de la banda criminal la ‘Terraza’ de Medellín, que lideraba Diego Fernando Murillo, alias “Don Berna”, en conspiración con funcionarios como el exsubdirector del DAS José Miguel Narváez, al que le dieron 26 años de cárcel por presionar al paramilitar Castaño Gil para que ordenara el homicidio, acusando a Garzón de tener vínculos con grupos guerrilleros.
Sin embargo, a 23 años de su muerte, este crimen sigue inconcluso y son varios los personajes implicados que todavía no han sido imputados.