«La economía mundial se enfrenta a adversidades cada vez más graves y resulta preocupante que el bajo crecimiento se esté convirtiendo en una constante», declara la economista jefe de la Ocde Laurence Boone. «La incertidumbre provocada por las persistentes tensiones comerciales ha sido continua, con lo que ha descendido la actividad en todo el mundo y esto pone en peligro nuestro futuro económico. Los gobiernos tienen que aprovechar la oportunidad que brindan las bajas tasas de interés en vigor para reactivar su inversión en infraestructuras y estimular la economía del futuro», afirma la señora Boone. Las perspectivas instan a los bancos centrales a mantener una postura acomodaticia en las economías avanzadas pero destacan que, en muchas de estas, se podría potenciar la eficacia de la política monetaria si fuese acompañada de un apoyo más decidido de las políticas estructurales y fiscales. Afirman que la política fiscal debería contribuir al sustento de la economía, aprovechando las tasas de interés a largo plazo excepcionalmente bajas para ampliar la inversión pública y favorecer así la demanda a corto plazo y la futura expansión económica. Todas las economías han de plantearse mayores reformas estructurales encaminadas a reparar el perjuicio provocado en el lado de la oferta por el aumento de las restricciones al comercio y la inversión transfronteriza, así como aumentar las oportunidades y los niveles de vida a medio plazo.
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