No hay una respuesta fácil al porqué de la sensación de inseguridad, pues decir que en los 60 municipios donde se hizo la encuesta tienen la misma percepción, sería arriesgado. Donde sí es evidente la inquietud es en las ciudades principales, donde además lo que se entiende por seguridad ciudadana varía según a quién se le pregunte. Y hay que tener en cuenta que esto depende de coyunturas, y ahí tiene peso la cobertura de ciertos hechos por parte de los medios de comunicación. Problemas estructurales, por ejemplo, no se ubican en los primeros renglones de preocupaciones ciudadanas, pues tienen poco cubrimiento.
En lo relativo a la poca adhesión que logran los partidos políticos, no lo podríamos categorizar como una falla en el funcionamiento de la democracia colombiana. Esa desafección ni es nueva, ni es un fenómeno solo de Colombia. Sí es una falla en una de las funciones esenciales de los propios partidos. En nuestro sistema los partidos muchas veces no surgen de un arraigo popular, sino de coyunturas electorales.
Desde el deseo, habría que confiar en que algún día los partidos sean actores relevantes y se ganen un espacio de representación de las inquietudes ciudadanas, como sus voceros ante las instituciones.
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