El Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó el pasado martes sus Perspectivas de la Economía Mundial de 2021 (WEO, por sus siglas en inglés). El WEO es muy esperado en el mundo de la economía por su capacidad de análisis y por tener una información fresca y completa. Unas horas después el organismo internacional divulgó el Informe sobre la Estabilidad Financiera Global (GFSR), un exhaustivo examen del sistema financiero.
En el WEO, el principal mensaje es que es cada vez más visible que la economía global está saliendo de la crisis económica y sanitaria. Gracias al ingenio de la comunidad científica cientos de millones de personas se están vacunando a lo largo del planeta y eso va a fortalecer la recuperación de la economía. Esta última va a ser desigual, sería el segundo mensaje del WEO. Depende de cada economía, de la capacidad que tuvo para paliar la crisis y del programa de vacunación.
En esas condiciones, dos grandes economías van a jalonar esa recuperación: Estados Unidos y China, mientras que las otras avanzadas y las emergentes van a ir a la zaga. En el primer caso, se trata de una economía con un fuerte apoyo fiscal y una vigorosa campaña de vacunación, que dan como resultado un mayor crecimiento de la economía (6,4 %). China, después de controlar rápidamente la expansión del virus, se da el lujo de alcanzar en 2021, con un crecimiento de 8,4 %, el PIB que tenía antes de la pandemia. Otras economías avanzadas, como la Unión Europea, y las emergentes diferentes a China, van también a rebotar, pero a un menor ritmo afectadas por las complicaciones con la vacunación y el control de la pandemia.
El problema con esa recuperación desigual entre países es que va a ampliar la brecha en los niveles de vida, comparado con las expectativas que se tenían antes de la pandemia. Las pérdidas de producto que produjo la pandemia son a la vez pérdidas en la reducción de la pobreza.
De otro lado, el GFSR recuerda que las medidas extraordinarias de política que se pusieron en marcha en todo el mundo ayudaron a mantener las condiciones para el funcionamiento del aparato productivo, apoyaron a las economías y redujeron los riesgos contra la estabilidad financiera. Sin embargo, las acciones contra la pandemia pueden tener consecuencias inesperadas, como una sobrevaloración de los activos y un aumento de los riesgos financieros.
Las cosas están cambiando, el mundo de las tasas de interés bajas y de las políticas financieras acomodaticias puede estar llegando a su fin. El aumento observado de la tasa de interés de largo plazo de los bonos del tesoro de Estados Unidos es una señal para el mercado de un incremento futuro de la inflación y el crecimiento. Así, se pueden complicar los mercados financieros si reconsideran los riesgos y se endurecen las condiciones financieras, con consecuencias, en particular, en las economías emergentes.
Si se ponen al lado estos informes de FMI se tienen historias complementarias. De una parte, una economía global que se recupera en 2021, aunque de manera desigual entre países, con la secuela de un aumento de la pobreza que debe combatirse. De otro lado, ante un panorama financiero preocupante, surge la necesidad de que las autoridades económicas utilicen instrumentos de política macroprudencial que impidan que se agraven las condiciones financieras y contribuyan a reparar los balances de los agentes para lograr una recuperación sostenible
