La información exclusiva publicada por EL COLOMBIANO, en torno a un eventual acuerdo que permita ejecutar la ampliación del Aeropuerto Internacional José María Córdova, es una buena noticia para el futuro de la región. Incide directamente en su estructura económica y su proyección internacional.
A mediados de esta semana podría conocerse la decisión del Gobierno Nacional en torno a la ampliación de la actual concesión, que beneficiaría con nuevas inversiones no solo al aeropuerto de Rionegro, sino también a los de Quibdó y Montería.
Es bien sabido que el José María Córdova (JMC) está llegando más rápido de lo previsto, por el incremento en el número de operaciones, a un nivel de saturación que hace necesario actuar con urgencia. Su tráfico, en el último año, creció un 30 por ciento.
La firma Air Plan, concesionaria del JMC había propuesto una ampliación del terminal aéreo en 7 mil metros cuadrados, que a todas luces es necesaria, y que permitiría aumentar las posiciones de abordaje, tanto en el muelle nacional como en el internacional, así como el área de la plataforma para el parqueo de aeronaves.
Además del incremento de las puertas de abordaje, en las negociaciones que se adelantan con la mejor buena voluntad para la firma del Otrosí del actual contrato de concesión, se incluirían obras para mejorar las condiciones de movilización y atención de los usuarios del terminal aéreo.
Sin duda esta será una positiva noticia para Antioquia, pues significa un redimensionamiento del JMC para aumentar sus conexiones internacionales y con ellas las posibilidades de la región, donde le cabe al sector privado mayores esfuerzos para diversificar su estructura económica y sus mercados.
Seguramente el anuncio abrirá nuevas posibilidades de inversión, pues a la decisión del Gobierno Nacional para mejorar la infraestructura aeronáutica se suma su exitosa gestión para poner en marcha las obras de las autopistas de cuarta generación.
En esta semana se firmaron dos nuevas concesiones: la Conexión Norte y la Autopista Magdalena 2, por valor de 2,3 billones de pesos. Y el pasado viernes, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) publicó los prepliegos para la licitación de la Segunda Ola de Concesiones Viales de 4G compuesta por 10 proyectos, entre los cuales se incluye la Autopista Mar 1 (Túnel de Occidente - San Jerónimo - Santafé de Antioquia - Bolombolo, con 110 km de doble calzada), por valor de 4,4 billones de pesos y la Autopista Mar 2 (Cañas Gordas – Uramita – Mutatá – El Tigre, que incluye la construcción de 17 km en calzada sencilla, mejoramiento y rehabilitación de 118 km), por valor de 3,8 billones de pesos.
De esta manera, el Gobierno Nacional está cumpliendo sus compromisos, pese a los atrasos en el inicio de las obras y la oposición a ellas por ciertos intereses regionales e incluso el desconocimiento de esta gestión.
La inversión que se hace en infraestructura en Antioquia, beneficiará a todo el país porque mejora su conectividad y su competitividad para insertarse en el comercio mundial.
Y no significa, de ningún modo, que este Departamento esté copando buena parte de los recursos del presupuesto nacional. Lo que se está haciendo es simplemente reconocer que existe un atraso que es necesario superar, por inversiones que se dejaron de hacer en el pasado y durante muchos años. Y que por fortuna hoy la infraestructura antioqueña está recibiendo la debida compensación.