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Al comenzar el año 2019 el FMI y el Banco Mundial advirtieron, con algunas coincidencias, pero con distintos énfasis, acerca de la forma como se habían acentuado los riesgos a la baja para el crecimiento global de este año, ya que las presiones financieras y las tensiones comerciales podían aumentar, afectando negativamente la actividad económica.
Para el FMI, en su actualización de enero del Reporte de la Economía Mundial, el crecimiento en 2019 sería de 3,5% y de 3,6% en 2020. Crecimientos inferiores al que muy probablemente tendrá la economía mundial en 2018 (3,7%). El mensaje más inquietante que contiene el comunicado del FMI se refiere a los problemas que están afectando a la economía de China, la segunda potencia mundial.
El Banco Mundial, por su parte, es más pesimista en su Perspectiva Económica Mundial. De acuerdo con sus proyecciones el crecimiento económico mundial se reduciría al 2,9 % en 2019. El comercio internacional y la inversión se habrían atenuado, las tensiones comerciales seguirían siendo altas, y las condiciones de financiamiento se habrían endurecido. Los mercados emergentes y en desarrollo crecerían 4,2 % este año, como consecuencia de una recuperación más débil de lo esperado en los países exportadores de productos básicos, y una desaceleración en los países importadores de dichos productos.
Casi a punto de terminar el segundo mes de 2019 se ha dado a conocer información adicional que permite contrastar los pronósticos de comienzos de año. Para comenzar, un aspecto que definitivamente cambió la temperatura global fueron los anuncios de la Fed acerca de aumentos menores que lo esperado en sus tasas de interés. Esto produjo un alivio en las condiciones financieras, ya que sugiere que las condiciones de liquidez internacional seguirán siendo muy amplias ante el evento de un deterioro en el ritmo de crecimiento mundial. Esto trajo consigo que se hayan reducido las primas de riesgo y se recuperaran otros indicadores, incluidos los índices accionarios.
Así mismo, el precio del petróleo Brent que se había desplomado desde USD 85 por barril en la primera semana de octubre de 2018 a USD 53 por barril en las últimas semanas de ese año, se recuperó al comenzar 2019, hasta alcanzar USD 66,75 por barril el viernes pasado. Con este último resultado el petróleo cerró otra semana de ganancias, en esta ocasión impulsado por los recortes en la producción por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados, y por la confianza frente a las negociaciones sobre el tema comercial que se están llevando a cabo entre Estados Unidos y China.
En general, sobre esas negociaciones las dos partes muestran un cauteloso optimismo, reconocen que se están dando progresos, pero advierten que todavía quedan aspectos muy difíciles por tratar y la dificultad es que se acerca la fecha límite estipulada por Estados Unidos, primero de marzo, para empezar a aplicar las sanciones que se habían anunciado contra los productos chinos.
Así las cosas, el año 2019 comenzó en términos económicos mejor que lo esperado por los dos principales organismos multilaterales. Quedan muchos nubarrones en el horizonte, como el Brexit y los temores por China, y todavía es prematuro afirmar que se pueda cambiar la apreciación que se tiene del desempeño de la economía mundial en este año, pero las cosas pintan mejor y ojalá se mantengan así.