Terminada la cumbre del cambio climático en Katowice (Polonia) en donde los países del mundo se comprometieron a seguir unas reglas para disminuir e informar acerca de las emisiones de gases de invernadero, Colombia presentó el segundo reporte a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Las noticias no son buenas. Reveló que las emisiones entre 1990 y 2014 han venido creciendo cerca del 10 % al pasar de 216,2 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono a 236,7 millones.
El informe mostró que las actividades que más generaron emisiones fueron las de tierras forestales, incluida la deforestación con 33 %; las agropecuarias, 22 %; las relacionadas con minas y energía, 14%; transporte 12 %; y del sector manufacturero 12 %.
Aunque el año de corte es 2014, todo sugiere que el problema sigue disparado considerando la alta tasa de deforestación que se mantiene e incluso que se ha incrementado luego del acuerdo de paz.
Hace unos días, el ministro del Medio Ambiente, Ricardo Lozano, advirtió que se prevé que la deforestación aumentará en 40.000 hectáreas, pasando de 220.000 del último informe del Ideam a 260.000. Y 70.000 de estas se han talado en la Amazonia.
Esto va en contravía de la promesa hecha por el pasado gobierno ante la cumbre del cambio climático que terminó en el Acuerdo de París en 2015, de reducir las emisiones 20 % al año 2030. Además, ante distintos gobiernos propuso reducir la deforestación de la región amazónica a cero para el año 2020, meta que evidentemente no se cumplirá.
Colombia solo aporta 0,57 % de las emisiones mundiales de gases de invernadero (está en la posición 34 en un listado de 184 países que monitorea el Banco Mundial), pero estas han crecido desde comienzos de los 90. Al ser la deforestación la principal causante el país adquiere un compromiso mayor sabido que la Amazonia es el pulmón del planeta y lo que le suceda a ella lo sufrirá todo el mundo.
El reporte es un llamado urgente a frenar por fin la contribución colombiana al calentamiento global, lo que demandará recursos y un esfuerzo superior.
Es, en palabras del ministro Lozano, una hoja de ruta para planear acciones de mitigación y cumplir con la parte que le corresponde en el contexto internacional.
Aunque en todo el mundo, de manera global, se estima que las emisiones vienen al alza y este año subirán al menos 2,7 %, esta no puede ser una excusa para la inacción.
La cumbre que acaba de finalizar en Polonia insitió en la necesidad de mayores compromisos de los gobiernos y distintos sectores de la economía y la sociedad para frenar los gases y lograr que la temperatura del planeta no suba más de 1,5° Celsius con respecto a los años 1800, que se toman como referencia.
No puede quedarnos grande la tarea y desde ahora es urgente reunir y comprometer a todos los estamentos en la defensa de nuestros recursos y en la elaboración de planes concretos, medibles y racionales para ir pasando a una economía baja en carbono a una que genere bajas emisiones de gases.
No es la hora de la retórica ni de las promesas imposibles de cumplir o por salir del paso. El momento exige actuar con decisión y franqueza para que Colombia cumpla la parte que le corresponde frente al serio problema del calentamiento global y el cambio climático.