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Rock & road movie. Mad Max: furia en el camino, de George Miller

  • Rock & road movie. Mad Max: furia en el camino, de George Miller
16 de mayo de 2015
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Dan ganas de aplaudir. Cuando por fin la película llega a uno de los poquísimos momentos de calma que tiene su metraje, luego de tenernos con los dedos crispados arañando nuestro asiento durante muchos minutos, mientras acompañábamos a la temible Imperator Furiosa en su huida de la ciudadela regida por Inmortan Joe, se antoja justo pararse del asiento y alabar con las palmas la paciencia y el talento de George Miller, que 36 años después de la primera “Mad Max” nos vuelve a trasladar a ese mundo desértico, donde lo único que importa es sobrevivir a la carretera.

Sabemos que es nuestro mundo, pero Miller no se molesta en contárnoslo en un prólogo armado con falsas noticias, como es la norma últimamente, ni en flashbacks a los recuerdos de sus personajes principales. Viejo zorro, pulió sus armas narrativas durante los años que ha debido esperar para poner en marcha el proyecto, hasta quitar todo lo que sea innecesario: diálogos, explicaciones, contextos. No es que crea que esta nueva generación de espectadores vio las películas anteriores. Es que sabe que tiene un mundo tan autosuficiente, tan atractivo a la primera mirada, que no hay que seducir a nadie para que quiera entrara a él. Y tiene razón.

Un par de minutos después de comenzar estamos concentrados en observar el perfecto diseño de producción que nos lleva a un paraje salvaje e inhóspito, donde cada habitante muestra alguna deformidad o una amputación o tiene un tumor a la vista. No importa si fue por una catástrofe nuclear o por una aspersión de glifosato, como todos tienen sus miserias expuestas no hay tiempo de sutilezas. Esto es una película de carretera pero con nitrógeno en el motor: Max se interesará en Furiosa mientras pelean juntos, o dándose puños el uno al otro, o apuntándose. Y sin embargo, nada se siente falso porque responde a la lógica de ese desierto cruel, al que el veterano director de fotografía John Seale le saca toda su potencia en cada toma, sobre todo en las aéreas.

Max es un personaje de reparto en una historia simple y aunque Tom Hardy esté a la altura del legado de Mel Gibson, no es quien se roba el show. Para eso están las mujeres del reparto: desde Charlize Theron, que deja la piel en cada escena, pasando por las esposas esclavas de Inmortan que han escapado con Furiosa, hasta las ancianas motociclistas que nunca se rinden, incluso ante enemigos que se mueven por el aire como malabaristas del Circo del Sol. Y la otra mujer que se lleva los honores es Margaret Sixel, la editora. Esta “Mad Max” es una palmada en la cara para los que creen (es contigo Michael Bay) que la buena acción es caótica y confusa. Aquí las secuencias, sin dejar de ser frenéticas, son un deleite para el espectador que siempre sabe que está pasando.

Existe el mito de que a los críticos de cine no nos gustan las películas de acción. Nada más falso. Lo que no nos gustan son las malas películas de acción. Pero con las buenas, como todos, sólo queremos pararnos al final y aplaudir el espectáculo.

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