¿Cómo puede ser posible que en una película escrita por Richard Curtis, el mismo guionista de Cuatro matrimonios y un entierro, Love actually o Notting Hill, lo más flojo sea la historia de amor entre sus dos protagonistas? Este hecho casi inverosímil ocurre, para nuestra desgracia, en Yesterday, de Danny Boyle, y la razón tal vez sea que Curtis intenta contar dos historias de amor. Al no decidirse por una, termina afectando el balance narrativo de la cinta. Como si en Romeo y Julieta también nos tuviéramos que preocupar por la pasión de Romeo por la arquitectura.
La otra historia de amor es la que los espectadores y el personaje principal, Jack Malik, sentimos por la música de The Beatles, que al parecer se ha borrado de la memoria colectiva de la humanidad luego de un apagón mundial en el que Jack terminó accidentándose en su bicicleta, al ser golpeado por un bus. Cuando Ellie, su amiga y representante en una carrera musical que se dirige a la nada le regala una nueva guitarra, Malik decide cantar Yesterday antes sus más cercanos. Ese es uno de los pocos momentos mágicos de la cinta, pues la actuación de Lily James, que hace de Ellie, logra hacernos creer que escucha ese himno por primera vez. Su emoción es genuina y se contagia al público, que por un momento imagina lo que debe ser oír antes que cualquiera, melodías como Here comes the sun, Let it be o The long & winging road. Mientras, Malik da cuenta de que al tener ese tesoro en su memoria puede por fin ser el cantante exitoso que siempre había soñado.
Comienza entonces una carrera más o menos frenética hacia el estrellato, en la que la dirección de Boyle, que decide usar unas transiciones digitales ridículas, no ayuda mucho, y donde lo mejor, de nuevo, son las canciones del cuarteto de Liverpool. Himesh Patel, quien interpreta a Malik, carece del carisma necesario para cargar con la película. Sí, es gracioso en los momentos de desesperación de su personaje, cuando no sabe cómo resolver el dilema ético en el que está metido, y ciertamente tiene talento musical; pero cuando tiene que enfrentar su relación con Ellie, habría que decir que hay más química en un medicamento para la tos que entre ellos. Es como si Curtis hubiera quedado tan contento con la premisa genial de la película, que hubiera olvidado dedicarle minutos a crear las motivaciones de sus personajes. Solamente Debra, la representante musical deliciosamente interpretada por Kate McKinnon logra ponerle pimienta a unas escenas que pretenden criticar a la industria de la música, pero que se quedan siempre a medias.
Antes de que la música se vendiera por canciones semanales, uno sabía que con muy pocas excepciones, los músicos siempre grababan uno o dos éxitos y luego rellenaban el disco con canciones que no eran tan buenas. Yesterday parece una película hecha sólo con estas canciones segundonas. Y eso, tratándose de los Beatles, es casi un insulto a la razón.