Antes de declararse la crisis mundial del covid-19, la situación financiera de los hogares en todo el mundo era ya extremadamente precaria. La desesperación que siente la población está ocasionando un descontento que ha provocado una pérdida generalizada de confianza en la democracia como institución. Para recobrar esa confianza hace falta un compromiso de los gobiernos hacia los ciudadanos, que desemboque en un futuro basado en un nuevo contrato social.
Los gobiernos deberán trabajar con los sindicatos y con la sociedad civil para asegurar que sus planes de recuperación creen confianza y resiliencia. Los trabajadores y trabajadoras y sus familias sobrevivían al límite antes de declararse la pandemia de covid-19 la cual paralizó al mundo y agravó la situación laboral.
En la realidad colombiana, amplios sectores de la población reclaman cambios en el modelo de desarrollo neoliberal, en el modelo de salud y en las garantías a los ingresos de las familias, y a la vez propugnan por mejores políticas públicas de empleo en favor de la población y no de las grandes empresas que se han visto más favorecidas por las medidas del Gobierno. Esto da luces hacia una nueva agenda nacional orientada a un nuevo contrato social por la equidad, la reestructuración productiva y la democracia.