Si hay un campeón justo es Atlético Nacional, que incluso desbancó a Liga Universitaria de Quito en el mayor número de puntos sumados, en un torneo, por equipos que han sido campeones de la Libertadores. Lo de Rueda es magnífico.
Pero el asunto es que en el primer título de Copa de Nacional, en 1989, éramos muy provincianos y creíamos que una institución podía representar a todo un país. En esa época el triunfo fue aplaudido por toda Colombia.
Es un síntoma de madurez que eso no pase ahora, y que en opinión deportiva ya no nos maneje Édgar Perea, sino que cada quien pueda apostar por el equipo propio.
En la última década, Nacional se volvió algo tan grande y tan indestronable que es inevitable que en hinchas como yo, que soy del Cúcuta, se genere un resentimiento. La pobreza siempre genera resentimiento.
Y el monopolio de RCN le resta a este triunfo y ver que desde Medellín van cuatro alcaldías seguidas que respaldan el proyecto de una barra como Los del Sur, que en el interior del país es visto como dañino para el fútbol. O ver el trato de algunos exjugadores de Nacional (“Aristi” o “Chicho”) con parte de la prensa de Bogotá. Según Chicho, de Nacional solo pueden ser hinchas los paisas. Eso genera rechazo hacia los equipos poderosos en todo el mundo. Es lo que sentimos algunos hinchas que, además, no soportamos ver cómo golean a los equipos nuestros.