No sabemos comportarnos en esas fechas especiales como en el Día de la Madre porque es una violencia que se explica desde nuestra misma sociedad, que tiene una base violenta. Desde la colonización española se creó una sociedad patriarcal nacida de la esclavitud de los indígenas, la importación de esclavos negros y dentro de la misma familia patriarcal con el padre como autoridad máxima con un sentimiento esclavista con los hijos y las mujeres, especialmente la madre.
Sobre esa base está montada nuestra sociedad y hoy se mezclan todas esas violencias que hemos vivido desde la Colonia, la República, la política y el narcotráfico, se ha decantado en una violencia intrafamiliar que no hemos podido derrotar. Cuando llegan estas efemérides aflora toda esa violencia represada donde hay disputas por herencias, por favoritismos, por mal comportamiento y por vicios, aunque ningún licor, ningún narcótico crea un hombre nuevo, pero sí potencia y desinhibe personalidades conflictivas que encuentran en estos días los motivos para pelear.
El Día de la Madre es la utilización en términos comerciales de esas fiestas de antaño. Cercenada en su parte cultural. Por eso el Día de la Madre no se centra en el respeto a la familia, en acabar con ese reducto de violencia intrafamiliar que hay, sino que simplemente se utiliza para el comercio y deja la gente a la deriva.