En un momento hubo una reducción de cultivos porque se corrieron la mano de obra y la inversión hacia la minería ilegal, pero la caída reciente de precios en la minería hace que se regrese a la cocaína, además con un circuito voyante del narcotráfico, dada la situación internacional del dólar.
Históricamente no se comprueba, como lo sostiene el procurador General, Alejandro Ordóñez, y lo cree mucha gente, que la guerra contra las drogas es igual a glifosato, porque es una relación simplista y problemática.
Las estructuras del narcotráfico en Colombia siguen vigentes y es una verdad muy a medias decir que el mercado de las drogas ha sido absorbido por los mexicanos.
Se creyó que hubo gran éxito en la política antidrogas mediante la interdicción aérea y marítima, pero la realidad es que la cocaína sigue saliendo y no ha parado nunca.
Hay narrativas sobre el fenómeno que confunden mucho y la peor es creer que la guerra a las drogas es igual a garantías de fumigación de cultivos ilícitos. En datos crudos no está demostrado que la fumigación sea una alternativa contundente. La fumigación no es la bala de plata que liquida la oferta. Provoca desórdenes temporales y estimula el desplazamiento. Veremos lo mismo: vuelta a zonas inhóspitas y posicionamiento de grupos ilegales, para sacar la producción. Con un dólar así y en un país en condiciones de crisis, hay oportunidad para el narcotráfico.