Hay que comenzar a privilegiar el aprovechamiento en vez de la disposición final. Los alcaldes y tomadores de decisiones deben centrarse en esa estrategia. En muchos casos se trata de comenzar a aplicar las metas definidas en los Planes de Gestión Integral de Residuos locales y regionales.
El Acuerdo Metropolitano 023 de octubre de 2018, del Área Metropolitana del Valle de Aburrá, firmada por los 10 alcaldes de la época, estableció que el aprovechamiento a 2030 de residuos reciclables debe llegar al 30 %. En orgánicos, 35 % del 50 % posible y en residuos de construcción y demolición un 55 % o 60 %, del 90 % posible.
Todos los municipios del Aburrá deben seguir estas metas. El relleno sanitario de Pradera se construyó para recibir los residuos de los 10 municipios de la subregión y hoy llegan 40, situación insostenible y antieconómica porque hay poblaciones que deben hacer recorridos de más de 180 km de ida y vuelta para dejar allí sus residuos.
Puede demostrarse, técnicamente, que el aprovechamiento en sitio de los desechos orgánicos y otros reciclables son viables, rentables y de gran aceptación ciudadana.
El 100 % de los municipios paisas podría hacerlo e incluso tener sus propias plantas de compostaje