Meta está lista para cerrar un ciclo. Después de invertir miles de millones de dólares y convertir al metaverso en el corazón de su identidad corporativa, Mark Zuckerberg, fundador y CEO de la compañía, empieza a dar señales claras de que esa apuesta ya no es prioridad. Ahora, su mirada está puesta en la inteligencia artificial, el sector que domina la carrera tecnológica de 2025.
Durante los últimos cuatro años, Zuckerberg defendió la idea de que algún día millones de personas trabajarían, estudiarían y socializarían en mundos virtuales. Ese sueño, que llevó incluso al cambio de nombre de Facebook a Meta en 2021, se tradujo en inversiones gigantescas: más de US$60.000 millones desde 2020 y pérdidas que superan los US$70.000 millones dentro de Reality Labs, la división encargada de VR y AR.
Sin embargo, esa visión no despegó. Meta Horizon Worlds nunca tuvo la masificación esperada y los cascos y gafas de realidad virtual Quest avanzaron más lento que lo previsto. Mientras tanto, los analistas insistían en que Reality Labs era “un cubo con fugas” que drenaba recursos sin entregar retornos reales.
Por eso, según Bloomberg, la compañía se prepara para recortar hasta 30% del presupuesto del metaverso, una decisión discutida en recientes reuniones en la residencia de Zuckerberg en Hawái. El ajuste se reflejaría en 2026 e incluso podría incluir despidos en el primer trimestre de ese año.
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La IA se convierte en la nueva apuesta fuerte
La decisión no es solo un recorte: es un giro estratégico. Zuckerberg ha dejado de hablar del metaverso en sus presentaciones públicas y ahora centra sus discursos en los grandes modelos de IA que impulsan sus chatbots, sus herramientas generativas y su ecosistema de hardware inteligente.
Meta ya avanza en esa ruta: lanzó su Superintelligence Lab, incorporó al fundador de Scale AI tras una inversión de US$14.300 millones y mantiene el desarrollo de Llama, su modelo de IA que compite con OpenAI, Google y Anthropic. La empresa sabe que la carrera tecnológica de esta década está en la inteligencia artificial —y no en los universos virtuales— y quiere recuperar terreno.
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El hardware sigue vivo, pero enfocado en IA
Aunque Meta recorta el presupuesto del metaverso, no renuncia al hardware. De hecho, presentó meses atrás, sus gafas inteligentes Meta Ray-Ban Display, que integran pantallas internas para ver mensajes y fotos, así como bandas neuronales que permiten controlarlas con movimientos sutiles de los dedos. Cuestan US$799 y fueron descritas por Zuckerberg como las “gafas de IA más avanzadas” que han construido.
La visión detrás de este producto sigue conectada con aquel sueño de mezclar realidad física y virtual, pero con un nuevo matiz: ahora la apuesta está en crear dispositivos que integren superinteligencia personal más que mundos virtuales completos. Es un cambio de narrativa y de prioridades.