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Dicen que la fortuna no le llega a nadie sin buscarla. Sin embargo, al ingeniero Camilo Sánchez, fundador de Logitec, la oportunidad de convertirse en empresario lo tomó por sorpresa y nunca imaginó tener un negocio que compitiera de tú a tú con grandes jugadores de su segmento.
Un día cualquiera, se cansó de la presión que ejercían sus antiguos jefes sobre él y decidió renunciar a su trabajo. La idea —según recordó— era darse un año sabático, pero ese propósito se vio interrumpido cuando varias personas lo llamaban a solicitarle sus servicios.
En el pasado había demostrado un dominio confiable en la reparación de hornos y calderas industriales. Por ello, los clientes se habían fidelizado con él, no con la compañía a la que representaba. Y aunque les recomendaba que se comunicaran con la empresa, ellos lo seguían reclamando únicamente a él. De hecho, fue uno de esos clientes el que le sugirió crear su propia unidad productiva.
Todo o nada
Para aquel entonces, Camilo Sánchez no tenía más que el dinero de la liquidación reclamado tras su renuncia. Ese capital, tal como relató, lo pensaba invertir en la compra de su casa, pero ante la situación fortuita del emprendimiento, decidió arriesgarlo todo y en julio de 2012 le dio vida a Logitec, empresa domiciliada en Medellín y dedicada a ofrecer asistencia a los hornos y calderas industriales.
“Todavía no he comprado la casa y me regañan por darle toda la prioridad la empresa. Pero yo he creído que es importante reinvertir en los nuevos proyectos para crecer”, comentó.
Reconoció sin pelos en la lengua que su empresa todavía es pequeña, pero eso no le ha impedido pescar unos clientes que cualquier gigante envidiaría: Imusa, Sofasa, P&G, Colcafé, Leonisa y Colcerámica, solo por mencionar algunos.
Al mirar atrás, casi 20 años después de haber iniciado el emprendimiento, rememoró lo que sintió cuando le llegó su primer gran contrato: “Me estresaba mucho esa responsabilidad, saber que ya no iba a facturar $100.000 sino $30 millones”.
“Yo me preguntaba: en qué me estoy metiendo, con qué voy a responder si los bancos todavía no me están respaldando. Pero al final pensé: ¿Por qué me saldría mal el trabajo si yo tengo la experiencia?”, relató Sánchez.
A partir de ahí, la recomendación directa de quienes han contratado sus servicios le ha servido para continuar abriendo puertas. Y hoy día, cuenta con 13 empleados directos.
En diálogo con este diario, el ingeniero resaltó que la llegada de Diego Ramírez, su socio, marcó un punto de inflexión para Logitec: “Ha sido de lo mejor que nos ha pasado porque llegó hace cuatro años con ganas de sacar la empresa adelante y trabajar por ella”.
Lo que viene
En el corto plazo, el objetivo es sumar cinco clientes nuevos cada mes, “sin importar que sean grandes o pequeños”, subrayó Sánchez.
“Y el plan a largo plazo es no depender solo de la asistencia y el mantenimiento, sino empezar a importar equipos y montarlos. Lo otro que quiero hacer es empezar a soltar la empresa, es hora de que llegue alguien con nuevas ideas a refrescar lo que hacemos”, puntualizó