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Colombia está buscando la recuperación de su economía luego de dejar atrás los meses de contracción ocasionados por la pandemia del covid-19.
Para el rebote de este año, se esperan contribuciones destacadas del comercio, la construcción y las manufacturas. Pero, hay un grupo a menudo subvalorado, que espera darle una mano a la actividad económica: los adultos mayores.
Viven en medio de un mercado laboral que, como ellos mismos lo aducen, muchas veces les cierra las puertas y les dificulta el camino hacia la formalidad, la seguridad social y la pensión.
En este contexto, desde agosto de 2020, la comunidad digital Mayor Vida, dedicada a la proveeduría de soluciones a la tercera edad, creó la plataforma Emprende Mayor, cuyo propósito es visibilizar los emprendimientos de la generación “silver” y aumentar sus clientes.
Andrés Maldonado, gerente de Mayor Vida, explicó que “la iniciativa nace porque la población mayor, que hoy día representa el 9,1 % de los 48.258.494 colombianos censados (ver paréntesis), está aumentando”.
Tanto así, que para 2050 su proporción llegaría al 27 %, tal como lo proyecta el Departamento Nacional de Planeación (DNP).
De igual manera, Maldonado citó métricas de esta entidad y señaló que el 68 % de los adultos mayores en Colombia no cuenta con ingresos estables, “pero sabemos que estas personas son altamente capaces y, conociendo las historias de estos emprendedores, sabemos que tienen mucho más para dar”.
“Hasta el momento –dijo– hemos recibido más de 600 solicitudes y ya tenemos cerca de 30 emprendedores al aire. En sus historias, cuentan que tuvieron un trabajo o una pequeña empresa y perdieron estas fuentes de ingresos. Entonces, con base en su experiencia, se animaron a ofrecer sus propios productos”.
Desde su óptica, esta es una “buena oportunidad” para potenciar el mercado a través de la “economía de la longevidad” y, mediante el apoyo a los adultos mayores, darle un impulso al Producto Interno Bruto (PIB) del país, que en 2020 valió $1.002 billones y cayó 6,8 % con respecto a 2019.
“Este es un país en el que el viejo es viejo y hasta ahí llegó”, comentó Javier Gutiérrez, uno de los empresarios en la vitrina de Emprende Mayor.
Su empresa está domiciliada en Bogotá y se llama Delicias Doña Carmen. Opera hace cinco años y se enfoca en ofrecer víveres a quienes buscan una alimentación sin conservantes.
Él habla con entusiasmo de sus mermeladas, encurtidos y pastas naturales. Además cree que el cambio en los hábitos alimenticios de las nuevas generaciones le ofrece una buena oportunidad para expandir su negocio y, en un futuro, ofrecer empleos a los adultos de la tercera edad.
“Estoy haciendo mucha fuerza para que me empiecen a conocer”, exclamó don Javier, quien está formándose en comercio digital con miras a llevar su oferta a otras ciudades del país.
Gloria Arias también hace parte de este grupo poblacional y actualmente desarrolla dos emprendimientos.
El primero de ellos inició en Medellín hace 12 años, luego de terminar contrato laboral en una galería de muebles.
Fue entonces cuando decidió aprovechar el virtuosismo en sus manos y creó Gloria Arias-Ideas y Diseños, empresa en la que da forma a bolsos, prendas y accesorios.
Su situación no era muy diferente a la de quienes pierden sus empleos en una edad avanzada y encuentran dificultades para engancharse en el mercado laboral.
“Quería hacer algo por mi propia cuenta y no seguir entregando hojas de vida”, recordó en diálogo con este diario.
“No estudié diseño de modas ni me guío por ningún patrón –afirmó– simplemente voy creando los diseños en la mente y los voy plasmando en las telas”.
Al observar su trabajo, es difícil creer que no refinó su técnica en alguna academia y lo mejor, tal como ella lo resaltó, cada una de sus piezas es única, sus clientes se llevan un artículo exclusivo porque ella jamás repite una obra.
“Hay cosas que se llevan en la sangre y mi abuela materna era una excelente sastre”, resaltó doña Gloria, dando un testimonio de los conocimientos ancestrales que su generación recibió y dan un valor agregado a esos productos que comercializan.
Su otro negocio está en el segmento de repostería y lo inició en plena pandemia. Y aunque no es nativa digital, utiliza las redes sociales para impulsar sus alfajores, galletas y brownies.
Así como Javier y Gloria, también Myriam Moreno, oriunda de Zipaquirá (Cundinamarca) está ofertando todos los objetos ornamentales, utensilios y empaques para regalos que ella misma fabrica.
Relató que viene de una familia de artesanos y, luego de pensionarse, aprendió nuevas técnicas que despliega en sus trabajos.
Igualmente, doña Aura Dulcey Quintero, cuya empresa está en Cali, ofrece bordados en blusas, manteles, vestidos y juegos de cama. En su caso, esta fuente de ingreso es un apoyo financiero para su manutención.
De ahí que todos ellos quieren que sus negocios tomen impulso y evidenciar de manera empírica, que los emprendimientos deben ser un instrumento para creación de nueva riqueza en el país