Los envíos de dinero que hacen los colombianos que se encuentran en el exterior, se convierten en una de las fuente más estables para millones de hogares que dependen de ese ingreso mensual. En octubre se vio una muestra de ese peso, pues ingresaron US$1.092,10 millones al país. Con ello, el país superó los US$10.000 millones en el acumulado de 2024. Esto tiene coherencia con un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que analizó las perspectivas regionales para 2025, anticipando que Colombia cerrará el próximo año como el tercer mayor receptor de remesas en América Latina y el Caribe, con un total proyectado de US$13.379 millones.
De hecho, el informe destacó que el país presentará una de las tasas de crecimiento más altas de Suramérica, con un avance proyectado del 12,9% en 2025, superior al promedio regional (10,9%). Este ritmo lo ubica en el selecto grupo de economías suramericanas con mayor dinamismo en recepción de remesas, junto a Ecuador (21%).
Y es que ya hablando a nivel latinoamericano, el territorio cafetero solo estará por detrás de México, con US$61.810 millones pese a una caída prevista del 4,5%, y Guatemala, con US$25.857 millones. Sin embargo, el BID advirtió que “la capacidad de seguir incrementando remesas parece estar llegando a su límite”, los ahorros se reducen, el empleo se estabiliza y los flujos migratorios muestran signos de menor dinamismo.
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“De mantenerse las condiciones actuales, la región podría estar entrando en una nueva etapa, no de declive, pero sí de transición hacia un nuevo entorno, en la que los flujos de remesas crecerán con mayor lentitud y reflejarán menos expansión y más resistencia”, señaló el informe.
Para el BID, 2025 será un año histórico, pues la región recibirá US$174.400 millones, lo que extenderá a 16 años consecutivos el crecimiento de las remesas, incluso en medio de escenarios globales marcados por desaceleración económica, inflación y tensiones laborales en Estados Unidos y Europa.
El caso colombiano encaja en esa tendencia. A pesar de no tener el mismo peso macroeconómico que en países centroamericanos, donde las remesas pueden equivaler a más del 20% del PIB, en Colombia se han vuelto un pilar económico frecuente, estable y, en muchos hogares, indispensable.
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La fuerza de la diáspora colombiana
Más de la mitad de las remesas que llegan al país provienen de Estados Unidos (53%). Allí, la comunidad colombiana ha encontrado espacio laboral en sectores como servicios, salud, construcción y comercio minorista. El informe del BID explicó que “el crecimiento de estos envíos se sustenta en la capacidad de los migrantes para adaptarse a la incertidumbre económica: ampliar horas de trabajo, usar ahorros acumulados y buscar empleos adicionales cuando sus ingresos se ven presionados”.
En este contexto, Colombia se beneficia de una diáspora que no solo ha crecido en número en la última década, sino que se ha formalizado laboralmente a una velocidad mayor que la de otros países de la región. Esto permite que los envíos sean más constantes y, en promedio, de mayor valor.
¿A qué hogares están llegando estas remesas?
Uno de los hallazgos más llamativos del informe del BID es que más del 90% de la masa total de remesas en Colombia llega a hogares que no viven en pobreza monetaria. Esto significa que las remesas, aunque siguen siendo un salvavidas para miles de familias, se han convertido también en un ingreso complementario para sectores de clase media.
Sin embargo, el impacto sobre la pobreza no es despreciable: más de 210.000 personas reducen su nivel de pobreza gracias a las remesas y 80.162 personas pasan de pobreza extrema a no pobres debido a estos ingresos adicionales.
Estas cifras confirman que, aunque las remesas no transforman por sí solas el panorama social del país, sí ofrecen un colchón que mitiga la vulnerabilidad económica de decenas de miles de colombianos.
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Suramérica crecerá
En el contexto continental Suramérica recibirá US$36.339 millones en remesas en 2025. Pese a que es una subregión donde estos flujos representan apenas el 0,8% del PIB total, hay países que muestran impulsos notables.
Colombia es uno de ellos. Su crecimiento superará el promedio suramericano y lo mantiene como el país más relevante de la subregión en volumen total. El aumento responde a factores como la migración por oportunidades laborales, la reunificación familiar en Estados Unidos y España, y el contraste entre los salarios locales y los del exterior.
Un ingreso que seguirá siendo clave para los hogares
El BID advirtió que el crecimiento de las remesas podría entrar en una etapa de menor expansión durante los próximos años por factores como la inflación persistente en países de destino, los cambios en la demanda laboral y el desgaste de las estrategias de compensación salarial de los migrantes. Pero aun así, el organismo reconoce que, para Colombia, estos recursos seguirán siendo una de las fuentes más estables y resilientes.
Lo demostrado en 2024, con remesas récord mes a mes y un octubre muy sólido, anticipa que el país cerrará el año con cifras inéditas y con un rol aún más consolidado en el mapa migratorio de América Latina.
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