En julio de 2020, en plena pandemia, el zootecnista Eduar Durango recorría con amigos un bosque nublado de Urrao, a pocos kilómetros de la cabecera municipal, cuando observó varias orquídeas adheridas a la rama de un árbol. “Mandé las fotos a Medellín y la sorpresa fue que nadie la conocía. Por eso nos pusimos en la tarea de investigar”, recordó.
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Aquel registro abrió un camino que, tras años de revisión de herbarios y consultas con expertos nacionales e internacionales, terminó con la descripción oficial de una nueva especie para la ciencia: la Drácula colombiana. El anuncio, publicado en junio de 2025 en la revista Phytotaxa, marcó un hito, pues es la primera de su género en llevar la nacionalidad en su nombre. Colombia alberga cerca de 90 de las 130 especies de Drácula conocidas en el mundo, de las cuales 75 son endémicas.
La nueva especie se distingue por su labio central rosado intenso, sépalos crema con textura aterciopelada y proporciones distintas entre las partes del pétalo, diferencias que a simple vista pasan inadvertidas. Su flor, compacta y globosa, mide entre dos y tres centímetros de diámetro, con espuelas que alcanzan hasta siete centímetros.
Esteban Domínguez y Santiago Mesa, estudiantes de Biología de la Universidad de Antioquia y especialistas en orquídeas andinas, lideraron la investigación junto con Durango. “Arriesgarnos a decir que había una especie nueva tan cerca de un territorio urbano era algo muy atrevido. Teníamos que ser minuciosos y rigurosos”, explicó Domínguez. El trabajo contó con el apoyo de Luis Baquero, de la Universidad de Las Américas de Ecuador, y de Edicson Parra Sánchez, vinculado a la Universidad de Cambridge, ambos con trayectoria en el estudio de orquídeas.
La Drácula colombiana es una planta epífita propia de los Andes occidentales, que habita troncos musgosos en bosques húmedos y sombríos entre 1.700 y 2.300 metros de altura. Estos ecosistemas son también refugio de una biodiversidad excepcional, cada vez más presionada por la expansión agrícola y urbana.
Los investigadores propusieron incluirla en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN en la categoría En Peligro, debido a su distribución limitada, la fragmentación del hábitat y el tráfico ilegal de orquídeas. “Cuando hacemos la propuesta de incluir la Drácula colombiana en la Lista Roja no proponemos acciones concretas de conservación. El objetivo es generar una línea de base para que otras instancias diseñen medidas más precisas”, señaló Mesa.
La alerta busca que las autoridades ambientales adopten estrategias urgentes para proteger los bosques donde la especie se encuentra. Su comercialización clandestina ya preocupa a los expertos, pues el género Drácula es uno de los más buscados por coleccionistas pese a que resulta difícil de reproducir fuera de su entorno natural.
El descubrimiento también resalta la importancia de los herbarios universitarios. Felipe Cardona Naranjo, coordinador del Herbario de la UdeA (HUA), explicó que estas colecciones son depositarias de la diversidad vegetal. “Custodiamos registros que a veces llevan décadas guardados. Así descubrimos que lo que estaba ahí desde hace años era en realidad una nueva especie”, señaló. El espécimen tipo de la Drácula colombiana se conserva en el HUA y será referencia obligatoria para futuros estudios.
El caso refleja cómo la investigación universitaria, incluso en contextos adversos como la pandemia, puede aportar hallazgos de impacto global. Solo en 2024, con base en las colecciones del Herbario de la UdeA, se describieron 26 especies nuevas de plantas. El fortalecimiento de programas académicos ha permitido que más estudiantes se especialicen en familias como las orquídeas, las leguminosas o las magnolias, aportando al conocimiento y la conservación de la biodiversidad colombiana.
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Más allá de lo científico, la historia de la Drácula colombiana plantea un reto social y ambiental. Colombia es el país con más especies de orquídeas en el mundo —4.270 registradas, de las cuales 1.572 son exclusivas—, pero muchos de sus hábitats enfrentan presiones crecientes. Los bosques nublados del Suroeste antioqueño, hogar de esta orquídea, son fragmentados a diario por cultivos, carreteras y asentamientos, lo que deja a numerosas especies sin refugio.
Apodada la “orquídea vampiresa” por el parecido de sus flores con murciélagos y dragones, la Drácula colombiana se convierte en símbolo de una paradoja: el país más rico en orquídeas del planeta no logra garantizar la protección de los bosques que les dan vida.