En un contexto donde la crisis de biodiversidad amenaza la estabilidad de los ecosistemas, un nuevo estudio liderado por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y publicado en el primer volumen de Nature Reviews Biodiversity, resalta la importancia de reconocer las contribuciones vitales que la vida silvestre le ofrece a las personas, las cuales van desde el suministro de alimentos hasta la inspiración cultural.
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Pues tal y como puede leerse en sus resultados, al menos 12 de las 18 categorías de “Contribuciones de la Naturaleza para la Gente” (NCP, por sus siglas en inglés), definidas por la Plataforma Intergubernamental sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), están directamente relacionadas con la vida silvestre. Sin embargo, estas contribuciones son frecuentemente ignoradas en debates científicos y políticos, lo que podría comprometer los esfuerzos de conservación global.
“El último Informe Planeta Vivo de WWF demostró que las poblaciones de vertebrados monitoreadas se redujeron en un promedio del 73% desde 1970”, dijo Becky Chaplin-Kramer, científica líder de Biodiversidad para WWF y autora principal del documento. “Estas cifras demuestran una pérdida de diversidad genética que debilita la resiliencia de la vida silvestre frente al cambio climático, las enfermedades y la pérdida de hábitat”.
Asimismo, explicó que reconocer el espectro completo de beneficios que la vida silvestre brinda a la sociedad es esencial para implementar acciones de protección efectivas.
La vida silvestre como eje de los ecosistemas y las economías locales
Pero, ¿y cuáles son esos beneficios? Entre los destacados por el estudio están los materiales (alimentos, materiales para medicinas y empleos derivados de actividades como la pesca o el ecoturismo), y los inmateriales (valores culturales, bienestar emocional y espiritual, así como inspiración artística). Sin contar con que la fauna silvestre también actúa como reguladora de los ecosistemas, participando en la polinización, la dispersión de semillas y la reducción del riesgo de enfermedades.
Así que pensar en cuál es el impacto de la pérdida de una especie, puede ejemplificarse con un caso emblemático, como el de las nutrias marinas en América del Norte: durante el siglo XIX, la explotación comercial de su piel llevó a la destrucción de ecosistemas de algas debido a la proliferación de erizos de mar, lo cual, a su vez, afectó negativamente a las comunidades pesqueras y aumentó la vulnerabilidad de las zonas costeras a tormentas y erosiones.
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Es decir, la desaparición de una sola especie podría percibirse como un caso aislado y minúsculo si se tiene en cuenta que en la Tierra existen miles de ellas, no obstante, la verdad es que es algo monumental, capaz de desencadenar una serie de consecuencias que afectan tanto al medio ambiente como a las economías locales.
Nathan Bennett, líder global de Océanos para WWF, profundizó en esa idea: “La pérdida a largo plazo de la vida silvestre provocará una disminución de sus contribuciones para las personas y, en última instancia, perjudicará su bienestar”.
Y es que según el estudio, las comunidades indígenas y rurales, que dependen directamente de la fauna silvestre para su sustento, serán las más afectadas.
Innovaciones tecnológicas para la conservación
Además de estas alarmantes sentencias, el informe aborda la necesidad de llenar las brechas en el monitoreo de las contribuciones de la vida silvestre a las personas (“Wildlife Contributions to People”, o WCP), o sea, propone integrar tecnologías avanzadas como la inteligencia artificial, el ADN ambiental, los satélites y la ciencia ciudadana para mejorar la recolección de datos, ya que de esa forma, las herramientas permitirían un uso más eficiente de los recursos de conservación. El problema es que su implementación requiere inversiones significativas.
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Robin Naidoo, científico líder en vida silvestre de WWF y coautor del estudio, destacó, en ese sentido, la importancia de conectar la conservación de especies con los beneficios tangibles e intangibles que estas aportan: “La vida silvestre ha sido fuente de inspiración artística durante milenios y contribuye de maneras que van más allá de los valores económicos o ambientales. Es esencial reconocer su valor cultural y espiritual”.
Políticas globales y el llamado a la acción
De igual forma, el estudio hace un llamado a los responsables políticos para que incluyan las contribuciones de la vida silvestre en el diseño de estrategias globales de conservación, como el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal.
Wendy Elliott, líder interina de Prácticas de Biodiversidad de WWF, adviertió que “aún falta una ruta clara para movilizar los recursos necesarios para implementar este marco”, por lo que en la sesión reanudada de la COP16 en Roma, WWF instará a las partes a considerar los enormes beneficios invisibles de la vida silvestre y los riesgos asociados a su pérdida.
Los investigadores también advirtieron sobre los sesgos geográficos y taxonómicos en la investigación actual, que tienden a centrarse en especies carismáticas o regiones específicas como Norteamérica y Europa, que es un error porque limita la comprensión global de las contribuciones de la vida silvestre, especialmente en regiones como América Latina y África, donde estas especies juegan un papel crucial en las economías y culturas locales.
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El mensaje del estudio es claro: la humanidad no puede permitirse ignorar la conexión entre la vida silvestre y el bienestar humano, debe incorporar esta perspectiva en las políticas públicas y los planes de conservación para garantizar un futuro sostenible.
Como concluye Becky Chaplin-Kramer, “tener en cuenta los roles que desempeña la vida silvestre es crucial para proteger no solo la biodiversidad, sino también los innumerables beneficios que esta nos brinda”.