La vida nos permitió hacer parte este año de una historia hermosa que retrata el valor de la vida, un pequeño milagro que contrasta con los más de 4.000 casos reportados de abandono y maltrato de perros y gatos en Medellín en 2025.
Esta historia comenzó el 23 de julio de 2025. Ese día publicamos una nota relatando la vida de Odie, un perrito criollo rescatado hace 10 años, el 27 de octubre de 2015, de las vías del metro cuando, al igual que miles de perros callejeros, terminó desorientado mientras cumplía con su rutina diaria de supervivencia.
Lo llevaron a La Perla y lo bautizaron Odie –como el amigo de Garfield– por sus orejas graciosamente paradas. Llegó infestado de garrapatas, en los huesos y con un comportamiento temeroso. Pero mes a mes, y luego año a año los profesionales de La Perla le devolvieron la vida y cambiaron ese comportamiento por el de un perro tranquilo que soportaba con valentía los duros tratamientos para la otitis que requiere y que agradecía cada muestra de afecto.
Pero pasaron los años y Odie nunca logró la oportunidad de ser elegido por una familia adoptante. Ese día, precisamente, la nota hablaba de que a sus doce años, ya con algunos achaques pero igual de activo, seguía esperando a que una familia quisiera ofrecerle la experiencia de vivir en un hogar.
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En la madrugada siguiente a la publicación de esa nota, a las 4 de la mañana de ese jueves, mientras esperaba en el aeropuerto a tomar un vuelo a Bogotá y leía las noticias en nuestra página web como cada mañana, Juan Guillermo Palma encontró la historia de Odie y sintió algo incontenible. Antes de tomar el vuelo, le envió a su esposa Daniela Avendaño el enlace. “Lee esto”, le dijo. Al bajar del avión tenía varios mensajes de Daniela que le decía que estaba claro lo que tenían que hacer.
El ingeniero y la odontóloga habían perdido hacía poco a su amado perro que los acompañó durante 14 años, después de una larga batalla contra varias enfermedades, dejando un vacío y un color gris no solo en sus vidas sino en la de los papás de ambos, pues era, literalmente, la mascota de toda la familia.
Llevaban semanas hablando de la posibilidad de darle una oportunidad a un perrito viejo, dignificar su vida y de paso alegrar las suyas. Y Odie era el elegido. Daniela lo supo cuando leyó que Odie ingresó a La Perla en la misma fecha de su cumpleaños. No podían obviar esa señal del destino.
Llamaron a La Perla, enviaron su documentación, Juan Guillermo aterrizó el viernes en Medellín y el sábado madrugaron a su encuentro. Pasado mañana cumplirán seis meses disfrutando de su compañía. El día que lo conocieron, Odie entró tranquilo a la oficina, no hubo aspavientos, ni lametazos incontrolables ni saltos. Pero tampoco puso mayor resistencia a dejarse a acariciar, actuó como un viejo sabio, tranquilo y expectante al cambio que le ponía la vida por delante.
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