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Los laboratorios de coca infestan de nuevo el perímetro de Medellín y el Valle de Aburrá

Mientras en Antioquia los cultivos ilícitos crecen por encima del promedio nacional, en el Valle de Aburrá la Fuerza Pública se está topando otra vez con megalaboratorios de cocaína. ¿Qué hay detrás?

  • Este laboratorio de cocaína, con capacidad de producir una tonelada al mes, funcionaba en la vereda Chapa Alta de Barbosa. FOTO CORTESÍA
    Este laboratorio de cocaína, con capacidad de producir una tonelada al mes, funcionaba en la vereda Chapa Alta de Barbosa. FOTO CORTESÍA
15 de marzo de 2025
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En una redada sorpresa, un grupo de agentes de la Policía Antinarcóticos y soldados del Batallón de Ingenieros N.° 4 Pedro Nel Ospina irrumpieron en febrero pasado en una finca de Barbosa en la que el Clan del Golfo había montado un megalaboratorio de cocaína clandestino con capacidad de producir más de una tonelada de droga al mes.

Ubicado en la vereda Chapa Alta, a su vez situada cerca a los límites con el municipio de Concepción, el complejo tenía almacenados 650 kilos de cocaína ya listos para ser empacados y un inventario compuesto por decenas de galones de productos químicos líquidos claves para transformar la pasta base en cocaína.

Tan solo en el caso de la droga, la Fuerza Pública calculó que esta estaba avaluada en unos $3.900 millones que, se presume, irían a engordar las arcas de la estructura Edwin Román Velásquez Valle de esa agrupación ilegal.

Durante ese mismo mes, también en Barbosa, la Fuerza Pública descubrió y desmanteló otro complejo similar ubicado en zona rural que pertenecía a Los Chatas y tenía almacenados 54 kilos de cocaína y 26 litros de ácido clorhídrico.

Este último complejo, de acuerdo con información de inteligencia policial, estaba dedicado a la producción de alcaloides para ser enviados a Europa, camuflados en envases de productos para el pelo y se presume tenía mercancía avaluada en $3.000 millones.

Pese a que estos son solamente dos de los más recientes casos, el descubrimiento de complejos para la producción de droga en zonas ubicadas a pocos kilómetros de Medellín, o incluso en plena zona urbana, hacen parte de una modalidad que otra vez viene ganando terreno.

Según advierten expertos, una conjunción de variables como la inestable situación de orden público por fuera del Valle de Aburrá, el crecimiento del mercado interno de drogas y pactos sellados en las sombras entre los grupos criminales para mantener estas operaciones en la zona urbana explican en parte el nuevo florecimiento de estas instalaciones.

Entérese: Cayó laboratorio de cocaína del Clan del Golfo en Concepción, Antioquia, que les generaba $12.000 millones al mes en ganancias

Luis Guillermo Pardo, director del Observatorio de Paz del Politécnico Jaime Isaza Cadavid y presidente de la Corporación C3, apunta que la primera variable que debe tenerse en cuenta es que tanto el país como el departamento otra vez están nadando en cultivos de coca, un indicador que da cuenta de un auge en el mercado de las drogas.

“Lo primero que hay que tener en cuenta es que los cultivos de coca han aumentado en Colombia”, señaló el analista, recordando que en el más reciente informe de la Oficina de la Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc) y el Ministerio de Justicia, el área destinada a los cultivos de coca a nivel nacional creció un 10% entre 2022 y 2023.

En cifras concretas, el área cultivada en el país pasó de 230.000 hectáreas en 2022 a 253.000 hectáreas para 2023, siendo los departamentos de Cauca y Nariño los que mayor cantidad de cultivos concentraban.

Pese a no encabezar la lista, ese informe señaló que en Antioquia la situación también era crítica, sobre todo por presentar un crecimiento por encima al promedio nacional, de 16%, y aportando al consolidado general unas 18.785 hectáreas.

En el caso del departamento, los municipios con más hectáreas eran Valdivia, Tarazá y Cáceres, que juntos equivalían para 2023 al 56% del total departamental.

Junto a ese crecimiento, Pardo advierte que a la ecuación debe también agregársele la volátil situación de orden público que se vive por fuera del Valle de Aburrá, que ha vuelto atractiva la región central para desarrollar estas operaciones.

“Esta expansión de la actividad del narcotráfico en Colombia y obviamente en Antioquia se da en medio de un contexto de un incremento de la guerra territorial y microterritorial en diversas subregiones de Antioquia, debido al fraccionamiento de las diversas estructuras armadas”, señala.

Como prueba de ese fraccionamiento, Pardo recuerda, por ejemplo, cómo el Gobierno Nacional ahora tiene una mesa de negociación con el Estado Mayor Central por frentes y bloques, lo que ha implicado que haya menos control de seguridad en zonas de disputa.

Organizaciones como el programa Antioquia Cómo Vamos ya habían alertado desde el año pasado, en documentos como su informe de calidad de vida, que en el departamento las zonas más críticas son precisamente aquellas que están siendo disputadas por el Clan del Golfo, el ELN y las disidencias de las Farc, sobre todo en la zona limítrofe con el departamento de Bolívar y en subregiones como el Bajo Cauca, el Norte y el Nordeste.

Este año, tal como lo alertó el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, en diálogo con EL COLOMBIANO, arrancó además con una preocupación adicional por cuenta de un divorcio entre las disidencias de las Farc y el ELN, que venían actuando conjuntamente para contener los planes de expansión del Clan del Golfo hacia el Bajo Cauca, el Nordeste, el Norte y el Magdalena Medio.

Aludiendo a la situación de orden público en el municipio de Yondó, el gobernador señaló que los habitantes de ese municipio estaban en riesgo por cuenta de una maniobra militar a gran escala del Clan del Golfo buscando hacer un movimiento envolvente contra el ELN y las disidencias.

“Lo que está pasando en Yondó es que llegó una orden a las disidencias de las Farc y al ELN de que no podían seguir actuando en connivencia como lo hacían en Antioquia y esto llegó a oídos del Clan del Golfo. Entonces, el Clan del Golfo básicamente está haciendo una operación envolvente hacia el GAO Disidencias Farc del Frente 34 y también al ELN, de un lado por Remedios, bajando desde el Sur de Bolívar desde Cantagallo y subiendo también por Yondó. Los están ensanduchando y ahí puede haber una dificultad superlativa”, alertó el mandatario departamental en febrero pasado.

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En contraste a esa guerra territorial, retoma Pardo por su lado, el Valle de Aburrá y su zona cercana se muestra más atractivo para montar esas infraestructuras de producción de droga, en una zona en la que la hegemonía la tiene el Clan del Golfo y estructuras asociadas a La Oficina, que desde hace varios años entendieron que guerras vividas en la ciudad como las de los tiempos de Sebastián y Valenciano no hacen más que repercutir negativamente en los negocios.

Pese a que para algunos los recientes operativos que viene realizando la Fuerza Pública, sobre todo en el norte del Valle de Aburrá, podrían dar cuenta de un incremento de estos megalaboratorios, para otros esos operativos no son más que el resultado de que la producción de drogas está en general desbordada en todas partes.

Así lo plantea por ejemplo el secretario de Seguridad de Antioquia, brigadier general en retiro Luis Eduardo Martínez Guzmán, quien dice que estos laboratorios de producción ubicados tan cerca de la ciudad han sido una constante en las últimas décadas.

El funcionario apunta que dentro de las variables que explicarían el fenómeno también está la mayor facilidad logística para mover la droga.

“Yo creo que lo de la ciudad está más asociado a la demanda interna, porque se les facilita más el transporte y exponen menos la distribución. Pero no es una migración. El departamento nada en coca y en muchas partes del territorio en donde está esa coca ahí están los laboratorios”, considera.

En materia de consumo interno, si bien en la ciudad aún no es mucha la información disponible sobre el tema, varios indicadores también dan cuenta de un crecimiento del mercado.

En 2022, el hospital Carisma alertó por ejemplo haber detectado un incremento en los casos de los pacientes con tabique perforado, que pasaron de 134 a 360 en un plazo de dos años y medio.

En enero de 2023, el Hospital San Vicente también publicó un informe en el que señaló que la mortalidad por el consumo de cocaína en Medellín y Antioquia era casi tres veces superior al promedio global. Mientras en el mundo la prevalencia por el consumo de esta droga era del 1%, para ese año en la región estaba en un 3,8%.

En otros ejercicios como un estudio publicado por la Escuela contra la Drogadicción, sondeos estadísticos daban cuenta de que la edad de inicio en el consumo de la cocaína sus derivados era de 19 años, un poco más que en sustancias como el tusi, en la que la edad de consumo era de 18 años.

Al ser consultado por las razones que podrían llevar a que estos laboratorios pasen desapercibidos, el secretario Martínez señala que, en el caso de la Fuerza Pública, esto puede asociarse a una necesidad de profundizar en las labores de inteligencia.

“Muchas veces es falta de inteligencia para poder detectar estos lugares a los alrededores de la ciudad. Por lo general cuando la Fuerza Pública actúa en esos laboratorios o es porque está patrullando y se los encuentra o es porque hay un trabajo de inteligencia que les permite llegar allí”, dice.

No obstante, más allá de lo operativo, Martínez señaló que la situación con la producción y el expendio de drogas no mostrarían más que la urgencia de emprender nuevamente una labor decidida para acabar con los cultivos ilícitos.

Para conocer su percepción sobre el tema EL COLOMBIANO también consultó con la Secretaría de Seguridad de la Alcaldía de Medellín desde el miércoles 12 de marzo, pero hasta el cierre de esta edición no fue posible obtener respuesta.

Entre tanto, para Luis Guillermo Pardo el nuevo auge de esta modalidad también podría implicar a la Fuerza Pública pensar en nuevas estrategias, como por ejemplo reforzar la capacidad de interdicción sobre el espacio aéreo, que dificulten la logística y el funcionamiento de estos laboratorios urbanos.

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