x

Pico y Placa Medellín

viernes

0 y 6 

0 y 6

Pico y Placa Medellín

jueves

1 y 7 

1 y 7

Pico y Placa Medellín

miercoles

5 y 9 

5 y 9

Pico y Placa Medellín

martes

2 y 8  

2 y 8

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

3 y 4  

3 y 4

language COL arrow_drop_down

Ser vendedor informal, un trabajo de largo aliento: el 40% lleva más de 20 años en el rebusque

Un estudio de la Universidad Eafit en Medellín reveló detalles de la situación en la que viven cerca de 35.0000 vendedores ambulantes de la ciudad.

  • Ser vendedor informal, un trabajo de largo aliento: el 40% lleva más de 20 años en el rebusque
Ser vendedor informal, un trabajo de largo aliento: el 40% lleva más de 20 años en el rebusque
13 de marzo de 2025
bookmark

Se dice mucho que los jóvenes de ahora no duramos en los trabajos, que después de dos o tres años queremos cambios, que nada nos parece suficiente. Pero eso solo aplica para un pequeño grupo de privilegiados, pues para los que viven del rebusque, que son cerca del 50% de la fuerza laboral en Medellín, salir de la informalidad puede ser un esfuerzo que tome generaciones enteras. Eso es lo que demuestra un estudio sobre los vendedores informales de Medellín que hicieron docentes e investigadores de la Universidad Eafit el año pasado y que se presentará la próxima semana.

Le puede interesar: Desempleo en Colombia bajó a 11,6 % en enero de 2025: Medellín fue la ciudad con menor tasa de desocupados

Uno de los principales hallazgos del estudio, que incluyó encuestas cualitativas y cuantitativas en otras ciudades como Cali, Cartagena y Barranquilla, es que 4 de cada 10 vendedores ambulantes llevan más de 20 años viviendo del diario.

Todos conocemos un caso, es lógico: por cada trabajador informal hay uno formal. El mío es El Mono del estadio. Cuando lo entrevisté supe que se llamaba Arley Humberto y que trabajaba vendiendo cualquier cosa en la calle desde que era un niño de 8, 10 años y supo cobrar y dar la devuelta. Es el mayor de cinco hermanos “de una mala madre y de una buena mamita que nos crió a punta de bienestarina. Como dice Diomedes: ´Yo aprendí a trabajar desde pelao´”. Ya tiene 49, una esposa y una hija, que a veces trabaja con él. Vende aguas, paletas, gaseosas, helados, lo que sea en el estadio, en Occidental, “la tribuna de los ricos”, como dice él. También en La Macarena, en Plaza Mayor y donde sea que haya algún evento con cientos de personas. A cada producto le gana entre $1.000 y $2.000, camina tres o cuatro horas con una canasta o una nevera llena al hombro y se regresa para su casa con $100.000 o $150.000.

Pero esos eventos ocurren, por suerte, una vez a la semana, y la comida hay que comprarla todos los días. Entonces tiene una empresa buenísima, informal por supuesto, de trasteos. “Nunca he trabajado en una empresa. Yo se que nunca me voy a pensionar, pero ahí seguimos con la bendición de Dios”, dice. Reconoce que a veces en los trasteos ya le duele la cintura, pero no hay de otra, por eso se cuida en la comida: “me tomo la lechita y la frutica todos los días”. Abrió una cuenta de Tiktok y se graba hasta dos videos al día diciendo las cosas que dicen los tiktokers. Tiene más de 5.000 seguidores y ya promociona a una marca de helados. Quizás por ahí se resuelva lo de la pensión.

El estudio de Eafit muestra que los venteros informales de la ciudad se parecen mucho a El Mono. El 83% tiene más de 40 años, uno de cada tres tiene más de 60. Apenas el 19% terminó el bachillerato y 8 de cada 10 viven en estratos 1 y 2. Además, viven en hogares con familias numerosas: el 19% vive con entre 6 y 8 personas y apenas el 14% vive solo o en pareja. Solo el 2% de los encuestados cotiza a pensión, mientras que el 62% está afiliado al Sisbén. Los investigadores también les pidieron a los vendedores informales que calificaran el grado de escasez que habían experimentado durante los últimos años. Debían calificar en una escala de uno a siete algunas situaciones de escasez. “Compro alimentos menos nutritivos porque no puedo permitirme opciones saludables”, fue la segunda con la votación más alta. La primera fue: “Cuando pienso en comprar algo, siempre me veo obligado a considerar otras cosas, porque no lo podré comprar”. Uno por pobre y feo, pero antojado, dice Juanes en La camisa negra.

Le puede interesar: Los venteros del centro de Medellín y los riesgos en salud: la depresión y el sobrepeso se asocian a su estilo de vida

Sobre el tiempo que llevan como trabajadores informales, el estudio reveló que el 45% de los vendedores informales encuestados tienen más de 20 años en la informalidad. En relación con lo anterior, los motivos por los cuales los encuestados eligieron esta modalidad de trabajo varían en Medellín relacionados con el alto nivel de desempleo (44%), oportunidades de mercado (34%), e independencia (26%).

Medellín tiene una de las menores tasas de desempleo del país. La tasas de desocupación en enero de este año fue de apenas el 6,9%, muy por debajo del promedio nacional que fue de 11,6%, lo que, por supuesto siempre es motivo de celebración. Sin embargo, no hay que perder de vista que casi la mitad de los empleados están inmersos en una economía informal que apenas les alcanza para unos mínimos de subsistencia. Es cierto que en la capital de Antioquia hay menos personas desempleadas, pero la brecha entre lo formal y lo informal apenas se ha mantenido casi intacta. “A pesar de los esfuerzos gubernamentales para reducirla, la informalidad ha variado poco en la ciudad en las últimas décadas. Sectores como el comercio al por menor y el transporte, caracterizados por altos niveles de informalidad, han sido fundamentales para la recuperación económica de la ciudad tras la pandemia”, se lee en el informe.

Infográfico

El mismo estudio sugiere que en Colombia los altos impuestos corporativos y los costos laborales no salariales incentivan a las empresas a operar de manera informal, un argumento repetido hasta el cansancio especialmente cuando alguna reforma laboral o tributaria ocupa titulares de prensa. Sin embargo, los resultados también dan cuenta de que desde el sector público se pueden y deben tomar más acciones para mejorar las condiciones de vida y trabajo de esta población que, a pesar de ser mayoritaria, suele quedarse por fuera de las discusiones de políticas públicas.

Por ejemplo, hace falta insistir más en el acceso a oportunidades legales de financiación. Uno de cada tres encuestados recurre a los gota gota. Además, el 33% se queja de los problemas de inseguridad y el 16% de los desalojos. Cuando les preguntaron por situaciones de inseguridad a las que se encuentran expuestos, la mayoría dijo que en el lugar donde trabajan están expuestos a disparos de armas de fuego o al uso de otras armas o explosivos por parte de bandas criminales. Aunque muchos de ellos no pagan los impuestos que establece la ley ni la planilla de seguridad social, sí tienen que pagar con juicio la extorsión de los combos que controlan la zona.

El empleo que buscas
está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD