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El Metro de Medellín está atendiendo los últimos tres puntos críticos que quedaban en su jurisdicción. Entiéndase punto crítico aquellos lugares en donde el agua del río o la fuerza de la naturaleza ha socavado el terreno y pone en riesgo la estabilidad. Y entiéndase su jurisdicción como lo que está inmediatamente al lado, que es la que le corresponde legalmente.
La noticia no es menor, pues con ello se termina la incertidumbre alrededor de ocho puntos críticos que amenazaban al sistema de transporte. En los últimos meses, la empresa ha gastado $25.000 millones en reparaciones en esos lugares y estos tres últimos le están costando $10.400 millones.
Los tres puntos están entre Envigado y El Poblado. Las reparaciones requieren algunas maniobras técnicas como entrar al río por la margen contrario a donde está la socavación. La maquinaria y los materiales entran por ahí, cruzan el río y llegan al sitio a reparar.
Lo que se ha identificado es que los muros de contención están en buen estado, pero las placas que los sostienen están deterioradas por la socavación que ha provocado la alta velocidad de la corriente del río. Los trabajos, precisó Tomás Elejalde, gerente del Metro, estarían listos a finales de octubre. Serán meses de un trabajo duro, entre el río y los rieles, y confiando en que el clima sea favorable.
Si bien estos son los últimos tres puntos que le corresponden al metro, no son los únicos que ponen en riesgo al sistema. Los que no están directamente junto a los rieles dependen de los municipios y del Área Metropolitana. Uno de ellos es el que se abrió muy cerca a Niquía.
El Área Metropolitana está monitoreando y estudiando varios puntos para determinar cómo se deben reparar. Por ejemplo, en Parques del Río en la salida del soterrado a la altura de San Juan sentido sur norte. También preocupa otro en La Macarena y uno más en las desembocaduras de las quebradas El Hato y La García, en el norte.
Elejalde comentó que, pese a las intenciones de la empresa, no se ha concertado una mesa fuerte entre instituciones para tomar decisiones de fondo. Y es que en cualquier momento, con lo imprevisible que es el clima, una creciente súbita puede destapar uno o varios nuevos puntos críticos, poniéndole las cosas más difíciles a la empresa.