Otro incómodo momento vivieron el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y su esposa, la primera dama Brigitte Macron, en público, lo que refuerza la idea de que la pareja, que se lleva 25 años de diferencia, atraviesa por una crisis matrimonial.
Esta vez el escenario fue Londres, a donde la pareja llegó este miércoles a una visita de Estado en la que se reunirán, entre otros, con el rey Carlos III, y el primer ministro, Keir Starmer.
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A su arribo a uno de los aeropuertos de la capital de Inglaterra, el mandatario francés descendió primero por una corta escalera del avión privado que los transportó. Ya en tierra, Macron extendió su mano derecha para ayudar a bajar a su esposa Brigitte quien, ni siquiera mirarlo, le hizo un desaire dejándole la mano extendida, pues no aceptó la ayuda y prefirió bajar de la aeronave apoyada de una baranda.
Macron en ningún momento dejó de extenderle la mano a su esposa, hasta que ambos, ya juntos, intercambiaron unas breves palabras y comenzaron a saludar a la delegación que los esperaba en la pista. Allí se encontraba el heredero al trono, el príncipe William, su esposa, la princesa Kate Middleton, miembros de la diplomacia británica, y decenas de periodistas y camarógrafos que, como en Vietnam hace unas semanas, captaron, de nuevo, un incómodo momento entre la pareja.
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De acuerdo con el diario británico Daily Mail, después de lo sucedido, los Macron fueron vistos dentro de un automóvil a la espera de salir de la pista, en medio de un ambiente que parecía tenso: la primera dama revisaba su teléfono luego de sacarlo de su bolso mientras que el presidente observaba por la ventana.
En mayo, la pareja fue grabada mientras aterrizaba en Vietnam. Allí ocurrió una particular escena. Macron, quien estaba de pie frente a la puerta abierta del avión, recibió un extraño empujón a la altura de la cara –que luego fue interpretado como un bofetón– de una mano que se extendió. Esa mano era la de Brigitte, que se estaba acercando a la puerta en el momento que extendió el brazo y tocó a su esposo. La expresión del presidente fue de total sorpresa.
Luego, preguntado por la prensa por el hecho que se volvió viral, Macron afirmó que él y su esposa simplemente estaban pasándolo bien y jugando, y que el intercambio no merecía toda la atención que finalmente tuvo.
“Hay un video que me muestra bromeando y burlándome de mi esposa, y de alguna manera eso se convierte en una especie de catástrofe mundial, con gente incluso inventando teorías para explicarlo”, dijo en un comunicado. “Estamos pasando el rato y, en realidad, bromeando con mi esposa”.
La oficina del presidente también se refirió al video del primer episodio afirmando que ambos simplemente estaban “desestresándose” antes de comenzar su trabajo.
“Es un momento de complicidad. Era todo lo que se necesitaba para dar argumentos a los teóricos de la conspiración”, agregaron desde la oficina. Cierto o no, estos episodios siguen alimentando la idea de que la pareja, casada desde 2007, atraviesa una crisis matrimonial que de a poco va quedando en evidencia.