El caso fue juzgado bajo la ley de esclavitud moderna y sería el primer enjuiciamiento exitoso por una conspiración de sustracción de órganos.
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El caso fue juzgado bajo la ley de esclavitud moderna y sería el primer enjuiciamiento exitoso por una conspiración de sustracción de órganos.
El senador nigeriano Ike Ekweremadu, exvicepresidente de la cámara alta de ese país, fue declarado culpable en Londres por el delito de tráfico de órganos, por querer hacer extraer un riñón a un joven para trasplantárselo a su hija.
Ekweremadu, de 60 años, y su esposa Beatrice Nwanneka Ekweremadu, de 56 años, fueron condenados, junto al doctor Obinna Obeta, de 50 años, que actuó como “intermediario”, por traer al Reino Unido a un joven nigeriano para extraerle un riñón y trasplantárselo a su hija Sonia, de 25 años.
El joven, un vendedor callejero de 21 años, había rechazado la intervención tras someterse a exámenes médicos en un hospital del noroeste de Londres y huyó para advertir a la policía.
La familia Ekweremadu fue arrestada en el aeropuerto londinense de Heathrow en junio de 2022. Desde entonces, Ike Ekweremadu se encontraba detenido en Londres mientras su esposa e hija estaban en libertad bajo fianza.
Los hechos tuvieron lugar entre el 1 de agosto de 2021 y el 5 de mayo de 2022. Ekweremadu, elegido senador por Abuja en 2003, intentó el año pasado presentarse como candidato del opositor Partido Democrático Popular (PDP) al cargo de gobernador de Enugu, su estado natal, pero se retiró al no conseguir el apoyo del partido.
Las acusaciones en su contra causaron controversia en Nigeria, donde algunos expresaron simpatía por su familia mientras otros se indignaban.
“¿En qué otro lugar del mundo tendrían a un exvicepresidente del Senado -que sigue siendo senador en activo- que, aunque lleva detenido más de 200 días, sigue cobrando su salario normal. ¿Qué está pasando? ¿Por qué no le han suspendido?”, dijo a AFP Citizen Gbola, activista de la organización “Take It Back”, a las puertas del tribunal en Londres.
El caso fue juzgado bajo la ley de esclavitud moderna y sería el primer enjuiciamiento exitoso por una conspiración de sustracción de órganos. En la sentencia, que fue televisada, el juez encargado declaró que “el tráfico de personas a través de las fronteras internacionales para la sustracción de órganos humanos es una forma de esclavitud que trata a los seres humanos y las partes de su cuerpo como mercancías que se compran y venden. Es un oficio que se aprovecha de la pobreza, la miseria y la desesperación”.