El mismo día en que se conoce la condena a 18 años de prisión contra Francisco Flores y su primo Efraín Antonio Campos, sobrinos políticos del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, por intentar traficar 800 kilográmos de cocaína a Estados Unidos, una investigación reveló que altos cargos de la presidencia de Hugo Chávez saquearon y ocultaron 2.370 millones de euros en Andorra.
Se trata de dos eventos de distinta naturaleza pero que permiten evidenciar redes ilegales detrás de los dos hombres más fuertes de la última década en Venezuela.
El primer caso, conocido en el país vecino como los “narco sobrinos”, fue descrito por Maduro y por su esposa y tía de los condenados, Cilia Flores, como una venganza de EE. UU. contra su gobierno.
Sin embargo, las pruebas son difíciles de refutar.
Los mismos abogados de Campos y Flores dijeron en la corte de Manhattan que se trata de dos “estúpidos” y “novatos”, que quisieron hacer dinero fácil y cayeron en la trampa.
Sin embargo, la Fiscalía norteamericana contestó que son dos jóvenes de la familia más poderosa de Venezuela que se creyeron capaces de enviar casi una tonelada de droga a Estados Unidos sin sufrir las consecuencias.
La de ayer es una confirmación de una sentencia en espera desde en noviembre de 2016, cuando un jurado consideró que los sobrinos de la primera dama eran culpables de este envío a cambio de 20 millones de dólares.
Por otra parte, la investigación revelada por el diario español El País demostró que testaferros y allegados del Gobierno de Venezuela, en los años de mandato de Chávez, cobraron millonarias comisiones ilegales por intermediar para que compañías extranjeras consiguieran adjudicaciones de la estatal Petróleos de Venezuela, Pdvsa, principal músculo financiero del Gobierno.
Los dineros fueron consignados en Andorra, un pequeño país del suroeste europeo, para después terminar en distintas cuentas de paraísos fiscales en Suiza o Belice.
La ruta del dinero, que circuló en complicadas telarañas bancarias, se considera una vía clara para un multimillonario blanqueo de fondos que desangraron a la petrolera.
Aunque las revelaciones deberían poner a tambalear a cualquier gobierno, la complicada actualidad venezolana hace que los efectos sean difíciles de calcular.
Es más, el presidente de Pdvsa, general mayor de la Guardia Nacional Bolivariana, Manuel Quevedo, llamó a sus trabajadores a “delatar” a los trabajadores que no comulguen con la postura oficialista, una decisión que politiza aún más esta empresa que ha sido la caja menor del chavismo desde hace 18 años.