De los bares chic de Sao Paulo a las playas de Rio de Janeiro, los brasileños están bajo alerta por una ola de intoxicaciones por bebidas alcohólicas adulteradas que pueden ser mortales.
Las autoridades reportaron el sábado 195 casos registrados de intoxicación por metanol, un alcohol altamente peligroso que no debe usarse en destilados. La mayoría está aún en investigación.
El metanol es un químico industrial altamente tóxico para los humanos, cuya ingesta daña el hígado y los nervios.
Puede leer: Murió el director del documental sobre accidente de Chapecoense en accidente aéreo en Brasil
El Ministerio de Salud confirmó dos muertos tras ingesta de bebidas alcohólicas, mientras que otros 12 decesos están en análisis.
Ocho de cada diez casos se registraron en Sao Paulo, el estado más rico y poblado del país, aunque también hubo casos en otros seis estados y en la capital, Brasilia.
La prensa de Brasil reportó víctimas hospitalizadas en coma y el caso de una mujer que perdió la visión luego de beber tres tragos con vodka en un bar de Sao Paulo.
El temor crece entre clientes, que evitan destilados como vodka, gin, whisky o cachaça, base de la popular caipirinha brasileña.
“No voy a salir a beber alcohol este fin de semana, la cosa está preocupante”, dijo a la AFP Rafael Martínez, un arquitecto de 30 años, mientras almorzaba en Jardins, un barrio paulista rico donde ya fue clausurado un bar.
“Por ahora me quedo con gaseosas o, como mucho, cerveza, que dicen que es más difícil de adulterar”, agregó.
El viernes entrada la noche, en una calle de bares tradicionales de Vila Mariana, otro vecindario de Sao Paulo, el ambiente era sombrío y los locales permanecían casi vacíos.
El origen del alcohol adulterado es desconocido y la policía federal dijo esta semana que estaba investigando un posible vínculo con el crimen organizado.
El ministro de Salud, Alexandre Padilha, recomendó el viernes no consumir bebidas blancas.
El gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva creó una “sala de situación” para enfrentar la crisis y procura abastecerse de un antídoto, el etanol farmacéutico.
Las autoridades también buscan donantes y proveedores internacionales de fomepizol, otro antídoto que no se consigue en Brasil.
Nikolaos Loukopoulos, dueño del restaurante griego Athenas en la popular calle Augusta de Sao Paulo, decidió dejar de vender tragos al menos por la próxima semana.
Siga leyendo: Brasil y Estados Unidos no se hablan: la frágil relación diplomática entre los dos países potencia del continente
“Anoche nadie compró bebidas con destilados”, dijo el viernes. “Con una cerveza estamos bien en este calor, ¿para qué arriesgarse?”.
Según Loukopoulos, los bares y restaurantes suelen comprar las bebidas a distribuidoras, que a su vez las obtienen de fabricantes.
“Yo compro a las mismas distribuidoras desde hace veinte años, ¿pero quién puede darme garantías?”, lamentó.
En Rio, donde los primeros casos sospechosos de intoxicación se registraron este sábado, varios restaurantes publicaron comunicados en redes sociales donde aseguran que sus productos alcohólicos son seguros.
Thais Flores, una odontóloga de 28 años, compró de mala gana una cerveza en uno de los puestos que sirven tragos en la playa de Ipanema.
“No me gusta mucho la cerveza, pero fue mi elección por las últimas noticias”, dijo.
Su amiga Raquel Marques, de 29 años, se animó en cambio a pedir una caipivodka: “Estoy asustada pero nos arriesgamos, el tipo dijo que lo compró en el mercado”.
El dueño del local, Fábio de Souza, contó que “cuatro personas ya preguntaron por el metanol”.
Preocupado por el negocio durante el fin de semana, este comerciante de 44 años dijo que permite a las personas probar el alcohol puro “para que se sientan más confiados”.
Pero ni él ni sus clientes sabían que el metanol es inodoro e insípido.