La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó durante este martes un proyecto de ley que le ordenaría al Departamento de Justicia desclasificar todos los archivos relacionados con la investigación del caso Epstein. Las sillas de los Demócratas llevaban varios meses insistiendo, pero la presión del presidente Donald Trump lo habría retrasado.
Epstein, conocido por ser un magnate multimillonario del ámbito financiero, fue acusado de liderar una red de pederastia que llegó a salpicar al actual mandatario de Estados Unidos. Se suicidó en prisión durante el 2019, lo que hizo que la investigación se entorpeciera.
Sin embargo, durante este fin de semana el presidente norteamericano cambió de postura y siendo consciente del impacto político que abarca el tema, pidió a su bancada votar a favor de este proyecto de ley.
Hasta el momento, la posición del mandatario había sido que no había “nada nuevo” por revelar sobre el caso del magnate financiero — quien ya había sido condenado a 15 años de prisión por delitos sexuales contra menores—. Según el presidente Trump, en los documentos archivados ya no habría datos incriminatorios que no se conocieran, ni pistas nuevas, ni listas de clientes o posibles víctimas de chantajes. Además, sostuvo que el país debía parar y dejar de hablar del tema porque solo generaba distracción.
Es por eso que es llamativo que justo dos días después del sorpresivo giro de Trump, la Cámara aprobó la medida con 427 votos a favor y solo uno en contra, enviando al Senado —de mayoría de curules republicanos— una resolución que exige divulgar todos los registros no clasificados sobre Epstein.
Algunos críticos acusaban al presidente de querer impedir la votación para ocultar elementos que lo implicarían en este caso, algo que él desmintió.
“Los republicanos de la Cámara deberían votar a favor de la publicación de los archivos de Epstein porque no tenemos nada que esconder”, escribió Trump en su plataforma Truth Social el fin de semana pasado.
Este escándalo, más los otros que tiene Trump, se ha convertido en un auténtico y problemático cuestionamiento político para el mandatario republicano durante meses. Sobre todo, porque él mismo alimentó teorías conspirativas sobre el caso entre sus seguidores.
Y es que Trump tuvo una cercanía frecuente con Epstein durante los años 90 y la década de los 2000. Esa relación se ha convertido en un repetitivo punto de discordia tanto para sus seguidores, como para sus contradictores.
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