Hoy Estados Unidos elige presidente entre un demócrata con 47 años en la política y un republicano con 46 meses en la Casa Blanca. Él, el mandatario Donald Trump, aspira conseguir la reelección para quedarse cuatro años más en el poder, un periodo que en sus trinos bromea podría ser “para siempre”. Su contrincante, el exvicepresidente Joe Biden, hace cuentas para regresar al Despacho Oval, esta vez como uno de los presidentes de mayor edad que podría pisar esa oficina en Washington.
El cierre de las urnas será entre las 6 de la tarde y las 8 de la noche, según el Estado que se mire, pero ese momento será solo el comienzo de un largo conteo de tarjetones que podría extenderse por toda la semana para tener las cuentas claras de quién gana estas presidenciales. Antes de esta jornada, 97 millones de personas sufragaron de manera anticipada por correo postal, electrónico o de manera presencial, y sus balotas solo se abrirán hasta esta noche.
El presidente-candidato de 74 años promete seguir haciendo a “América grande otra vez” con su fórmula Mike Pence, un republicano tradicional que es su ancla al partido. A Biden, de 77 años, lo acompaña Kamala Harris, quien podría convertirse en la primera vicepresidenta de la historia del país. Harris tiene descendencia migrante y afroamericana, y es su apuesta para movilizar a esas poblaciones a las que la administración Trump les dio la espalda.
Todo puede suceder. El promedio de encuestas de Real Clear Politics apunta a que el demócrata tendría el 51,3 % de los sufragios, mientras el republicano se quedaría con el 43,6 %. Pero lo que realmente suma son los votos electorales, el peso que tiene cada localidad en el Colegio Electoral. La clave para entenderlo es sencilla: si un candidato gana un Estado, este queda con todos los votos que representa.
Hay 538 votos electorales en disputa y en esas previsiones Biden tendría 232 asegurados; Trump, 125. Los restantes están dividos. El número mágico para el conteo es 270: el candidato que alcance esa cantidad de votos electorales será el ganador. Si hay un empate, es decir, si ambos alcanzan solo 269, sería la Cámara de Representantes la encargada de definir al mandatario, un escenario que no sucede desde 1824.
Anthony Mann, analista político estadounidense, vaticina que esta elección será diferente a las otras jornadas, pues “probablemente no nos enteremos pronto del resultado de todos los Estados. Lo que suceda en los que procesen rápidamente los sufragios generará ruido y tensión para el conteo final. Podrían pasar días o incluso semanas antes de que conozcamos el desenlace”, dice.
La clave está en quién se quede con los votos electorales de los Estados en disputa. Estos son Florida (28), Pennsylvania (20), Ohio (18) Georgia (16), Michigan (16) y Carolina del Norte (15), entre otros. En 2016, Florida y Pennsylvania fueron determinantes para el triunfo de Trump. Estos también le dieron la victoria a Barack Obama en 2012 y 2008. Por eso Jon McHenry, vicepresidente de North Star Opinion Research, considera que “el presidente necesita triunfar en Florida y otro Estado de estos para ganar la elección. Si no consigue una victoria allá, será un escenario complejo para él”.