Dos años y dos meses tuvieron que pasar para que Alex Saab, el empresario colombiano acusado por Estados Unidos de ser un testaferro del presidente venezolano Nicolás Maduro, pudiera abrazar en libertad a sus hijos y a su esposa Camila Fabri.
Lo hizo al bajarse de avión en el aeropuerto de Maiquetía, en Venezuela, luego de que el gobierno de Estados Unidos le otorgara un indulto –que fue más un canje por ciudadanos estaodunidenses– tras ser acusado por una corte de Florida de lavado de activos para el presidente Maduro.
“El pueblo lo recibe con orgullo luego de haber sufrido tres años y medio de detención ilegal bajo tratos crueles, inhumanos y degradantes”, expresó Maduro, y Saab, vestido con un pantalón negro y una camisa blanca, apretó la mano del mandatario venezolano que alguna vez lo abrigó bajo su amparo, tanto que el día de su detención en Cabo Verde, en el año 2020, el gobierno venezolano denunció el “secuestro” de un “embajador de su país”.
Pero la liberación de Alex Saab por Estados Unidos no fue una buena acción como la hecha por los boy scouts. El indulto y posterior liberación del llamado “ministro en la sombra” de Maduro, fue una movida estratégica hecha por Biden y representó un gana- gana para ambos países.
¿Qué buscó Estados Unidos?
Desde el momento de su captura en 2020, Saab se convirtió en una especie de amuleto de la suerte para Estados Unidos.
El empresario barranquillero, cercano a Maduro desde los tiempos de Hugo Chávez cuando empezó su ascenso en las relaciones con ese gobierno y pasó de ser un simple vendedor de llaveros a su “contratista consentido”, fue la llave maestra para que Joe Biden abriera la puerta a una negociación negada con Venezuela, en la que el gobierno estadounidense pidió en varias ocasiones la liberación de 10 de sus ciudadanos y de otros 14 presos políticos presos a cambio de levantar sus sanciones contra ese país.
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Sin una respuesta afirmativa durante mucho tiempo, Biden sacó su “as bajo la manga” y le propuso a Maduro la libertad para su alfil, a cambio de la libertad de sus compatriotas.
“Reunir a estadounidenses detenidos injustamente con sus seres queridos ha sido una prioridad para mi gobierno desde el primer día”, expresó Biden en un comunicado.
Y fue así como mientras que Saab tocaba tierras venezolanas, de las cárceles venezolanas salían 10 ciudadanos estadounidenses, entre ellos Luke Alexander Denman y Airan Berry, condenados a 20 años de prisión por el intento fallido de incursión en Venezuela, y otros 14 presos políticos venezolanos.
“Estamos felices por las familias de Luke, de Airan, y de los otros estadounidenses (...). Sin embargo, pedimos la libertad de los 290 presos políticos que aún quedan en Venezuela”, expresó en la red social X Ana Leonor Acosta, integrante de la Coalición por los Derechos Humanos y la Democracia, Ong encargada de llevar muchos de los casos de los presos políticos.
El movimiento de Estados Unidos también deja ver que, tal vez, quiere afianzar sus relaciones con Venezuela, pues no estaría de más quitarle un aliado importante en Latinoamérica a Rusia, China e Irán.
Lo que ganó Venezuela
Pero sí Alex Saab fue un amuleto de la suerte para Estados Unidos, también se convirtió para Venezuela en una especie de moneda de cambio.
Con su liberación y deportación al país venezolano, Maduro y otros funcionarios sintieron el descanso que les da la seguridad de que Saab no abriría su boca en Estados Unidos.
La Fiscalía estadounidense lo tenía en la mira y llegó a acusarlo, junto a su socio Álvaro Pulido, de estar inmerso en un entramado de corrupción que afectaba a la petrolera estatal PDVSA en el que se les señalaba a ambos de transferir 350 millones de dólares obtenidos fraudulentamente al sistema financiero de Estados Unidos para darles legalidad.
Según la Fiscalía de ese país, Saab cumplía un papel de informante ante la DEA y en sus colaboraciones había develado el pago de sobornos a funcionarios venezolanos, algo que le quitaba el sueño a Maduro y otros pesos pesados de su gobierno.
Con este panorama de fondo, el presidente venezolano había puesto como condición la liberación de Saab a cambio de desbloquear las negociaciones con la oposición de su país, un primer paso que se dio en octubre cuando en Barbados se firmó un acuerdo para “unas elecciones presidenciales competitivas en 2024”, y a su vez, Biden, levantaba parcialmente las sanciones al petróleo, oro y gas venezolano.
La jugada de ambos países, es a los ojos del periodista Roberto Deniz, quien ha investigado el caso de Saab a fondo, una estrategia que va más allá de una movida política.
“Lamentablemente con el canje, que es más una negociación política, la justicia pasa a un segundo plano y Estados Unidos echa por tierra años de investigación contra Saab por lavado de dinero”, dijo Deniz a AFP, y agregó que Venezuela recupera al “hombre bisagra” para los negocios entra Maduro y países como Rusia e Irán.
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personas dejó en libertad Nicolás Maduro a cambio del indulto a Alex Saab.