El desangre financiero del sistema de salud del país es constante, millonario y la está dejando sin signos vitales. Algunos optimistas dicen que para recuperar al enfermo terminal hay que inyectarle entre 5 y 6 billones de pesos.
Otros, en cambio, dicen que con 9 billones será suficiente. De esa enorme dosis de dinero que el Estado todavía no sabe de dónde sacarlo, por lo menos 2 billones de pesos son de cobros de medicamentos que no están en el Plan Obligatorio de Salud (No POS), y que mes a mes crecen en el recobro que hacen las EPS al Fondo de Solidaridad y Garantía (Fosyga).
El Gobierno ya lo sabe. Esteban Piedrahíta, director de Planeación Nacional dijo que Colombia es uno de los países con los precios de los medicamentos más caros. Y cita a la Asociación de Laboratorios Farmacéuticos de Investigación y Desarrollo (Afidro), que ha evidenciado que para algunos medicamentos el valor del recobro al Fosyga excede notablemente el precio de venta del laboratorio y, por otra parte, en algunos casos, el número de medicamentos recobrados es superior al número de unidades oficialmente reportadas como vendidas por los laboratorios.
Diego Palacio Betancourt menciona que mensualmente el Gobierno estaba pagando 170.000 millones de pesos por medicamentos No POS. Sin embargo, esta semana esa cifra se disparó y el Gobierno tendrá que pagar 220.000 millones de pesos. Por eso reconoció que se tomaron decisiones equivocadas cuando "en 2006 decidimos cambiar los mecanismos y las fórmulas que utilizaba la comisión de precios de medicamentos".
Y agrega: "No tuvimos en cuenta que las fuerzas del mercado en medicamentos No POS no funcionan. Hay que revisar porque el laboratorio le cobra a la EPS o al intermediario y este a su vez eleva el precio y le cobra a la IPS que a su vez también coge cobro y por eso en el marco de la reforma de la emergencia social planteábamos que necesitamos acabar el abuso de varios actores".
Ante esta realidad, el Ministro se quejó por las pocas investigaciones que hay en curso. Para Rodrigo Arcila Gómez, director ejecutivo de la Cámara de la Industria Farmacéutica de la Andi, el problema se resuelve con la implementación de un sistema de información más completo, con contenido técnico, que permita vigilar no solo a los laboratorios, sino a toda la cadena.
"Con ello se podrá determinar el precio justo de los medicamentos, que es aquel que corresponde a una estructura de costos eficiente", dijo Arcila.
Los abusos en el tema
El ciprofloxacino es un medicamento que se utiliza para controlar las infecciones severas y de acuerdo con la Dirección Nacional de Planeación (DNP), es uno de los que muestra mayores abusos. Alberto Bravo Borda, presidente ejecutivo de Asociación de Industrias Farmacéuticas Colombianas (Asinfar) dice que los laboratorios nacionales son el primer eslabón de la cadena, de una industria que manufactura el 72 por ciento de los medicamentos que consumen los colombianos.
En solo el mercado institucional, la industria colombiana provee el 85 por ciento de los productos. Asinfar es el regulador de precios según Bravo Borda, contra la libre competencia atentan los monopolios que se han venido estableciendo en el país.
"Aquí se abusa en los precios de los medicamentos, sin duda. Se dan privilegios a muchos productos con derechos exclusivos de comercialización", agrega Bravo.
El vocero del gremio señala que el anuncio que hizo el Gobierno el 22 de abril de importar varios medicamentos se quedó en el papel porque de eso no hay nada.
"Si se va al Invima a solicitar el permiso, responden que no aceptan solicitud de importaciones de productos. Otra droga con la que se abusa es con Caletra, un medicamento en el tratamiento del VIH que en Panamá es dos veces más barato que en Colombia", explica.
Maximio Visbal Niño, director de la Asociación Colombiana de Droguistas Detallistas (Asocoldro), dice que en el canal comercial (farmacias y droguerías) no hay abusos en los precios, aunque denunció algunas EPS que tienen farmacias y que están revendiendo algunos medicamentos, lo que distorsiona el mercado.
Lo cierto es que se necesita una intervención urgente para que los precios de los medicamentos no acaben con la salud financiera.
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