¿Por qué defienden algunos la prohibición de todos los tipos de pólvora pero no la de la marihuana y otras drogas? Esta postura es insostenible. Al igual que muchos colombianos me indigno ante la desbordada e irresponsable quema de pólvora durante las fiestas de fin de año y de la poca regulación por parte de las autoridades. Soy consciente del daño que esta práctica ocasiona, especialmente en niños y me sumo a las voces que piden mano dura frente a este tema que crece anualmente ante los ojos de la ciudadanía entera.
Al igual que con la prohibición y regulación rigurosa de la pólvora, soy de la corriente que se mantiene firme ante la prohibición de la marihuana y las demás drogas ante el creciente lobby nacional e internacional para su despenalización. Podrá ser muy dañina la pólvora pero nunca tan nociva y destructiva como las drogas, así que abogar por la despenalización de éstas y al tiempo por la prohibición de la pólvora, es una contradicción a todas luces. Algunos argumentos para respaldar esta idea:
En primer lugar debemos tener en cuenta que la quema de pólvora en Colombia se lleva a cabo principalmente en las fiestas de diciembre, mientras que la marihuana y las demás drogas se consumen de manera sostenida durante todo el año. De esta manera las víctimas de las drogas son inmensamente mayores que las de la pólvora.
Segundo, mientras detrás del negocio de las drogas se encuentran temibles carteles de narcotráfico que hoy son una de las principales amenazas para el Estado, quienes venden pólvora durante las fiestas de fin de año son generalmente personas que con el fin de ganar unos pesos extra, importan, producen y luego comercializan de manera ilegal este producto. No significa lo anterior que esto lo justifique, de ninguna manera.
Tercero, los horrendos efectos de la pólvora se materializan en quemaduras y lesiones graves semejantes, por el otro lado la marihuana y otras drogas que algunos buscan legalizar, además de producir lesiones físicas en sus consumidores que bajo sus efectos sufren accidentes, también ocasiona pérdidas incalculables en generaciones de jóvenes que se pierden en este vicio que no sólo acaba con quienes las consumen sino con sus familias. No sobra decir que las consecuencias del consumo de drogas además de ser físicas son psicológicas.
Podría argumentarse que tanto el consumo de drogas como la quema de pólvora son acciones personales que normalmente se llevan a cabo en el ámbito íntimo y que por lo tanto el Estado no debería intervenir en el desarrollo de estas actividades. Sin embargo ambas generan un grave daño social. Por un lado el destino de la pólvora quemada es incierto y frecuentemente causa daños a otros, de igual manera, el consumo de drogas afecta no sólo al consumidor sino a la sociedad pues al hacer uso de estas sustancias se está alimentando una cadena de organizaciones ilegales que con sus acciones hacen inmenso daño a muchos. Hace falta coherencia, ambos temas son males sociales, actuemos acorde al reto.
@FedericoHoyos
Pico y Placa Medellín
viernes
0 y 6
0 y 6
