Óscar Aristizábal confiesa que renunció al Envigado Fútbol Club, porque "la pérdida de confianza individual terminó afectando el colectivo y esto nos generó la racha negativa que vivimos".
Así el último lugar quede en la retina, el adiestrador dice estar tranquilo por su trabajo y agradecido por el "respaldo que recibí de parte de la dirigencia naranja al aguantarme pese a los pobres resultados en la Copa Mustang II".
Nunca le preocupó que antes de su renuncia, el domingo en la mañana, varios de sus colegas rondaran por la institución ni es de los que trata de justificar el bajo nivel del club, pero aceptó que "una de nuestras falencias estuvo en la zona defensiva".
Aristizábal, quien manejó la institución 11 meses, confesó que "desde la caída 3-4 con Millonarios -el 21 de octubre- me quise ir para que el equipo tomara un aire nuevo y rematara mejor. Sin embargo, el grupo me pidió que me quedara, con el respaldo de los directivos".
No se arrepiente de haber continuado, pese a una victoria en 16 encuentros, porque "sigo convencido de que hay buen equipo, pues es la misma base con la que peleamos la semifinal el torneo pasado al sólo salir Marlon Piedrahíta y Fredy Grisales".
Aunque siente impotencia por el pobre rendimiento del 19 por ciento, "que no es mi costumbre, ya que mis equipos siempre han sido protagonistas jugando bien al fútbol y consiguiendo resultados", Aristizábal salió sin resentimientos y optimista. "Una clasificación al octogonal y la proyección de jugadores como Luis Pérez, Eder Muniver y Johnny Mosquera ratifican que el club tiene mucho futuro". A él lo remplaza, provisionalmente, Rubén Bedoya.
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