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Martina García explora su instinto maternal

  • FOTOGRAFÍAS CORTESÍA
    FOTOGRAFÍAS CORTESÍA
01 de marzo de 2013
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Martina García nunca pasa desapercibida. Estuvo en el Festival Internacional de Cine de Cartagena, no sólo para el estreno de Operación E, también como parte del jurado de la selección de cortometrajes, y por donde iba en La Heroica, siempre tenía tiempo para una fotografía con un admirador o un autógrafo.

Los comentarios entre quienes la veían eran todos muy similares, visiblemente impactados no sólo por su belleza física arrolladora, también por su talento actoral que continúa en alza luego de nueve años de historia en el cine. A todo esto se le suma su carisma y que parece siempre tener una sonrisa combinada con el brillo de sus ojos para todo aquel que se acerca a ella.

No podía ocultar su felicidad de ver que Operación E por fin llegaba a las salas de cine colombianas luego de las tensas semanas de controversia en Colombia entre Clara Rojas y los productores de la cinta que fue rodada en los Llanos Orientales a finales del 2011.

En ella, Martina encarna a Liliana, la compañera de José Crisanto (Luis Tosar), en un personaje silencioso que debe mantener unida una familia de siete hijos, en medio de las necesidades más extremas, las mismas que suelen pasar millones de desplazados en el país.

Una película, una sobreviviente
-¿Cómo ha visto todo lo sucedido con Operación E?

"Ha sido muy particular esta situación y no he sido muy consciente de eso, pero cada vez que vas a hacer una película hay algo de nervios y no tienes idea de lo que va a suceder, porque no hay fórmulas, en ocasiones lo que crees que va a encantar, no sucede nada, y a lo que no le tienes tanta fe, es lo que la gente quería ver.

Yo por eso no tengo una expectativa muy grande porque sé que en el cine, como en la vida, todo es impredecible, pero sí es cierto que Operación E es una sobreviviente, pues por un momento la película estaba enterrada y ahora ya está en las salas de cine colombianas".

¿Cómo vivió el estreno en Colombia dentro del Festival Internacional de Cine de Cartagena?
"Fue muy emocionante porque es una producción extranjera en Colombia, aunque a mí no me gusta mucho ponerle esas etiquetas porque no suelo notarlo, pues yo he vivido en España y Francia, además he trabajado en México, entonces no me siento extranjera rodeada de ellos, otra cosa hubiera sido si la película fuera de noruegos o rusos.

Fue la prueba de fuego con el público natural de esta película, que es Colombia. Yo no era tan consciente de ello hasta que inició la película, tuve que salir de ella y volver al final, y empecé a notar cómo la gente la sentía y me empezó a dar un poco de nervios, pero cuando se acabó la función el aplauso fue contundente y buena parte de la sala se quedó para la charla posterior a la proyección.

Fue un público muy generoso seguramente pero también creo que tocó muchas fibras, muchos corazones, había gente muy impactada".

¿Cómo fue la creación de Liliana, su personaje en Operación E?
"Cuando sabes que vas a encarnar un personaje real, lo primero que se te ocurre es que quieres saber cómo es esa persona, conocerla, ser lo más fiel posible a ella, pero en la película ese no era el punto.

Leí el libro de José Crisanto y en él, hay un punto en el que Liliana se vuelve un personaje fuerte, se desliga un poco de la familia, de su marido y la situación que están viviendo, lo que no me servía para la película, porque en ella, es el amor el que sostiene la unión familiar".

Liliana es una madre de siete hijos… ¿Cómo fue para usted la exploración de la maternidad en el campo de la actuación?
"Si la había explorado tímidamente en la película Rabia, que al final mi personaje tiene un hijo, y en México también tenía un niño pequeño, aquí si fue con toda, al ser madre de siete niños, lo cual fue enorme.

De hecho, el director en un principio tenía sus dudas porque pensaba que me veía muy chiquita para ser madre con tantos niños, pero al final se la jugó conmigo y como ha hecho cine en muchas partes, como Afganistán, ha visto que en estos países es un problema usual de maternidad descontrolada y hay jovencitas que ya han tenido cinco y siete niños.

Era muy fuerte pero muy real, y es lo que mueve a mi personaje, los hijos, entregada a sus pequeños y más con un papá que estaba metido en un problema tan fuerte y tan raro como el que vive José Crisanto, ella es quien asume toda esa responsabilidad".

Una relación genial
-¿Cómo fue la relación con esos siete pequeños que hacen de hijos de Liliana y José Crisanto?

"Con los niños se creó una cosa muy fuerte. Siempre he dicho que no tengo un instinto maternal muy marcado, pero con los niños de la película fue un amor increíble e inexplicable.

Lo más difícil era que existiera algo especial entre ellos y yo, y el primer día que llegué a Villavicencio de París, cuando el director me dijo que no quería que volviera a usar zapatos y a ensuciarme todo el tiempo, los niños siempre fueron muy especiales, no hice nada para ganármelos y no forcé las cosas con ellos, y nos amamos.

Muchos juegos, ir a la montaña, meternos al río, jugar fútbol, un trabajo de mamá de tiempo completo".

El entorno ayudaba mucho a esa relación…
"Total, porque para mí no era normal que vámonos al río ya, y con ellos era así y les seguía el juego. Nunca quería perderme ninguna experiencia con ellos, cociné para ellos y con ellos. Fue una relación muy genuina y al comienzo le tenían algo de miedo, lloraban los más pequeños (risas)".

¿Este tipo de relaciones detrás de cámaras, ayuda a la hora de hacer una escena?
"Una vez, para una serie española, llegué a medianoche a la ciudad donde se estaba grabando, y a las ocho de la mañana ya hacía de esposa de un actor bastante mayor que yo, y fue presentarnos y de una vez una escena de cama, por lo que ahí me tocó echar mano de mi trabajo actoral y de mi imaginación.

En este caso si puedes darte cuenta que esa relación previa influye mucho en las escenas. Esos niños viven en una situación muy diferente a la nuestra, y hablar con ellos, vivir con ellos, fue un aprendizaje total, volver a disfrutar de lo natural y lo simple. Era rico ver cómo para ellos un dulce era una fiesta, lo mismo que correr o jugar con un perro.

Niños que son preciosos y que van al colegio pero tienen un montón de responsabilidades más, imagínate los niños que José Crisanto por todo lo que tuvieron que pasar, es algo increíble, y es un tema que toca la película, su nutrición y comida. Es una realidad que existe y que debemos ver para dejar de ser tan egoístas".

¿Y los proyectos?
"Yo no era supersticiosa pero me he dado cuenta que muchas veces cuento proyectos que de una u otra manera luego no salen, así que mejor no cuento mucho y mejor soy prudente para dar la sorpresa (risas). Eso sí, sólo puedo adelantar que ahora vivo mucho menos en París y cada día más en Los Ángeles".

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