Después de trece años de barbarie, el explosivista mayor de las Farc se entregó. Dizque era el maestro de los "tatucos", morteros, cohetes y "misiles" que casi siempre terminaron sobre el techo de alguna vivienda rural. Como las farc no pudieron ir más allá, estos erráticos artefactos artesanales que mataron más civiles que soldados, buscaron misiles antiaéreos de verdad entre los 750 mil que circulan en el mercado negro, para intentar neutralizar el poderoso aparato aéreo militar del Estado. Se los pidieron a Gadafi, contactaron a PKK turco para que les consiguieran algunos y hace poco mostraron un video de un terrorista con un SA-7 de primera generación. No me extrañaría que en el barco coreano detenido en Panamá y procedente de Cuba se encontraran algunos misiles Stela o Igla rusos, para ser descargados en Ecuador e introducidos por la frontera ecuatoriana en donde hace un mes en Sucumbíos, frente al Putumayo, se decomisó un misil chino con destino al grupo terrorista.
Pero para obtener algún tipo de equilibrio frente a la superioridad aérea del Estado, las farc necesitarían una campaña sostenida de derribamiento de aviones o helicópteros, objetivo difícil de lograr debido al entrenamiento de los pilotos militares, su experiencia y los artificios instalados en las aeronaves para engañar este tipo de misiles infrarrojos buscadores de calor. Además, siempre está el asunto del almacenamiento y el mantenimiento de los misiles, difícil en condiciones de humedad; su operación nada fácil en la selva y el contraataque de la Fac que no se haría esperar y que los pondría a correr.
Y si se cree que lo del barco es hilar muy delgado, bástenos recordar que el Karina en 1981 fue hundido en el Pacífico cuando llegaba con 1.000 fusiles, municiones y granadas para el M-19; que en 1986, el Pía Vesta fue retenido en Colon con 200 toneladas de armas, entre ellas 1.444 lanzacohetes RPG-18, cuyo rastro se perdió con el tiempo y que en el 2001 el barco Oterloo fue confiscado en Turbo con 1.400 Ak-47 y 5 millones de cartuchos de la Policía Nacional de Nicaragua vendidos a Guatemala pero con destino a los paramilitares colombianos. Para completar este novelesco itinerario, en 1999 10 mil AK-47 de Alemania Oriental, comprados por el gobierno peruano a Jordania, fueron lanzados a la selva colombiana desde un avión ruso, piloteado por británicos.
Si el Chong Gang traía en sus entrañas algunos misiles "obsoletos" para los terroristas, el presidente Martinelli se lo dirá al oído al presidente colombiano y los de a pie nunca lo sabremos. Eso sí, las farc ya no podrán superar la aviación militar, pero de pronto en el futuro, ojalá muy remoto, designen quien la comande.
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